(MARTES02 DE ENERO-2024-EL JORNAL). A poco menos de dos semanas para que comience el Clausura 2024 y más allá de los muchos movimientos que ha habido en las planillas, la pregunta que realmente hay que hacerse es: ¿qué tipo de fútbol queremos?
Si vamos a seguir por la senda de perder tiempo, de porteros que se desploman porque le lanzaron un balón de la grada, de si vamos a seguir con dirigentes que tocan las campanas, dirigen en el banquillo, hacen porras en las gradas y de paso amenazan a los que no siguen sus preceptos.
De igual manera, tenemos que preguntarnos si queremos seguir con partidos en gramillas inadecuadas, como las artificiales, en las que el balón rueda de una manera muy distinta a como sucede en un campo natural en buen estado.
Y también cabe preguntarse qué tipo de arbitraje se fomentará y si este arbitraje tiene la más mínima relación de cómo se lleva un partido en las grandes ligas del mundo, en las que la continuidad de la jugada es principio y fin, al contrario de lo que sucede en Costa Rica, donde si pasa una mariposa cerca de un jugador el réferi pita falta, de quién, no sé, pero pita falta.
En fin, que más allá del humor con que podamos abordar el próximo torneo, hay que darnos cuenta de que nuestro torneo parece anclado en el siglo XIX, mientras en el mundo se cabalga en certámenes ultramodernos y en los que el vértigo es la mejor moneda de cambio.
Quien vio este 1° de enero Liverpool-Newcastle se dará cuenta de cómo se juega en el primer mundo, cuáles son los preceptos que prevalecen –por encima de la calidad de los jugadores, y cuál es, entonces, el camino a seguir.
Ojalá que no nos quedemos, una vez más, con nuestro campeonatito.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
