(VIERNES 10 DE MAYO-2024-EL JORNAL). Cuando el fútbol profesional se «mejenguea«, esto se parece demasiado a los cortes de luz que ya, sin aviso, empezó a aplicar el ICE, y entonces sobreviene el apagón y la oscuridad.
Es lo que ha pasado en las últimas horas con Puntarenas, que a falta de una fecha despide al técnico Douglas Sequeira. Es poco serio y poco agredecido el proceder del equipo porteño, porque si bien el técnico no alcanzó el mejor rendimiento, lo salvó del descenso en medio de los muchos desafíos que hay en ese club.
Lo ocurrido con Sequeira es una muestra inequívoca de cómo somos, desde el punto de vista administrativo: unos auténticos mejengueros. Ya saben que en la mejenga, como en el carnaval, casi todo se vale.
El que mete el último gol gana. ¿Se acuerdan de esa expresión? Así parece manejarse nuestro fútbol, que todavía arrastra, en general, una infraestructura propia de los años noventas y mentalidades de la dirigencia que se van incluso más atrás: a los ochenta.
Imaginen por un momento que nuestra dirigencia decide hacer un giro de 180 grados, se capacita, incorpora a los mejores profesionales en lo administrativo y lo deportivo, y decide hacer del fútbol un auténtico negocio con la producción y exportación de jugadores. En una década daríamos un salto cualitativo sin precedentes y en dos seríamos el nuevo Uruguay.
Son muchas las inconsistencias que hay en nuestro balompié, pero el despido de Sequeira es ‘mejenguear’ al fútbol profesional y una enorme falta de respeto a la figura del entrenador en general.
Una lástima, una vez más, que de por medio no haya decisiones serias, contrastadas y fundamentadas, y en cambio predominen las ocurrencias.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
