(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 14 DE MARZO, 2018-EL JORNAL). A Stephen Hawking, físico y escritor, descubridor de los agujeros negros, su enfermedad nunca le impidió viajar a las estrellas y así se impuso a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la cual le impedía caminar, pero no el convertirse en una de las mentes más lúcidas del siglo XX.
Ayer los medios de todo el mundo anunciaban su muerte, en su casa de Cambridge, al tiempo que informaban de cómo todavía la medicina no se explica la forma en que durante tantos años logró eludir a la muerte.
El ELA se la diagnosticaron a los 22 años y los médicos le dijeron que a lo sumo viviría dos más: fallaron. Llegó a los 76, es decir, vivió 54 años más de lo anunciado.
En ese tiempo, no solo se convirtió en el físico más famoso de su generación, sino que escribió libros como Breve historia del tiempo, Brevísima y Agujeros negros y pequeños universos.
Su primera esposa, Jane Hawking, con quien tuvo tres hijos, publicó la historia de su vida con el profesor Stephen, como le llamaban en la universidad, y cuyo título es “Música para mover las estrellas”.
Si no ha leído a Hawking tiene que hacerlo. Pasó en una silla de ruedas más de medio siglo, pero eso no le impidió alcanzar las estrellas.