(MARTES 21 DE MAYO, 2024, EL JORNAL). Toni Kroos es el fiel reflejo de que la política sí juega en el fútbol, a pesar de que se suele repetir de que no hay que mezclarlos.
Kroos, que hoy anunció su adiós del fútbol tras diez temporadas en el Real Madrid, al que llegó proveniente del Bayern Múnich, tenía apenas nueves de nacido cuando el 22 de septiembre de 1990 se reunificaron las alemanias.
Y ese acontecimiento político lo cambió todo, porque si Kroos hubiera hecho su carrera en Alemania del Este, probablemente nunca hubiera llegada al Bayern y mucho menos al Real Madrid.
Así que, silenciosamente, el mediocampista se convirtió en el espía que vino del frío, como diría John Le Carré, para convertirse en un auténtico maestro de los cambios de orientación y de los pases largos.
Con un fútbol expedito, siempre en función del equipo, Kroos desarrolló una carrera extraordinaria, que incluye el Mundial de Brasil 2014, y nada menos que cinco Copas de Europa, a falta de la que disputará el 1 de junio en Wembley.
Lo llamativo es que a diferencia de la mayoría de los deportistas de élite, Kroos deja el fútbol cuando todavía pudo haber jugado cuatro o cinco temporadas más.
No solo quiere irse en la cima de su carrera, sino que sabe, además, que hoy las exigencias físicas son cada vez mayores y aunque le sobra técnica, llegará el momento en que pierda rodaje frente al empuje de los más jóvenes.
Con la frialdad que lo ha caracterizado, este hijo de obrero alemán del este, pone punto final a una trayectoria impecable y desafía a muchos deportistas que no tienen la fortaleza mental para el adiós en un momento cumbre.
Kroos demuestra que no solo hay que tener prestancia con el balón en los pies, sino que hay que saber, también, cuándo levar anclas. El espía que vino del frío dice adiós.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
