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El cuento del big data

(MIÉRCOLES  29 DE MAYO, 2024, EL JORNAL). He visto Moneyball 11 veces. Primero pirateada y después en plataformas oficiales, entre ellas Netflix. A pesar de que no sigo el beisbol, la película es fascinante, porque cuenta cómo un equipo pequeño, los Athlectics de Oakland, llegan a 20 victorias seguidas en la Liga Americana, con un prespuesto reducido.

El cambio vino de lo que propuso Billy James con sus «sabermetrías» y el uso de la ciencia para medir el beisbol y la posterior aplicación de Billy Beane como gerente de los Atléticos.

Hasta aquí todo genial. Si no ha visto la película sería oportuno que lo hagan. Pero que nos vendan el cuento de que el éxito de un equipo viene, sobre todo, por la aplicación del big data, algo que en el país puede ser novedad, pero que lleva más de una década en Europa, es querer vernos la cara de espectadores despistados.

Así que el señor Sergio Gila puede hablar de mucho del big data y de otras hierbas, pero me temo que en la consecución del título morado el silencioso Vladimir Quesada tuvo algo que ver.

Y si el camino de la ciencia en Saprissa pretende imponerse como tal parece, llegará el día en que al bueno de Vladimir le pedirán que prescinda del Eterno en sus conferencias, porque ello iría contra el paradigma dominante.

En 2021, en medio de la divinización del big data, Víctor Orta, que trabajó con Ramón Rodríguez Verdejo (Monchi) en el Sevilla, ponía un punto medio en la mesa: “¿Por qué elegir entre el dato y la gente? No vamos a firmar a alguien solo con los datos, y no vamos a firmar a nadie sin mirar los datos. Hay cosas que no aparecen en ellos”.

El Saprissa no fue campeón por el big data, porque hubo un elemento que, me atrevo a asegurar, no midió el big data: la pobre expresión de la Liga en cancha.

Señores, a mí que he visto 11 veces Moneyball, y que me he leído muchos artículos a partir de esa experiencia de Billy James y Billy Beane, no me conquistan con el bello y extraordinario cuento del big data.

Vosse de Bood en el Ajax, así como físicos teóricos y físicos de partículas, como Ian Graham y William Spearman, que han estudiado incluso el Bosón de Higgins y los agujeros negros, no me convencerán de que todo es medición.

Prefiero seguir el camino sugerido por Orta y el viejo y rebelde Dante Panzeri, cuyo libro es mi biblia: Fútbol, dinámica de lo impensado, el cual recomiendo encarecidamente, pero me temo que no va de big data, sino que es más cercano al Quijote de lo que usted jamás podría imaginar.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

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