(MIÉRCOLES 21 DE OCTUBRE, 2020-EL JORNAL). El fútbol ha dejado de oler a potrero, a barrio, a zacate y se ha querido llevar al nivel de la física cuántica.
Ahora surgió la exquisita de estupidez de que un jugador debe tirarse al piso por si a alguien se le ocurre mandar un balón raso en un tiro libre. El comic del absurdo lo ha protagonizado Douglas Costa en un juego de la Bundesliga entre Bayern Múnich y el Arminia Bielefeld, el domingo 18 de octubre.
A Costa, que es un magnífico jugador, le tocó de hacer de policía improvisado de barrio, y cuando le indicaron que debía acostarse detrás de la barrera, no sabía que el corto del humor insensato ya se estaba filmando, por lo que al no saber qué hacer, echó a perder el guion.
Viendo hacia la barrera, de espaldas, de costado, Dios mío, pero qué es esta barbaridad, parecía decir Costa, que extraviado pedía auxilio a sus compañeros. El narrador de ESPN Fernando Palomo no resistió y contó la jugada con gran precisión y creatividad.
¿Por qué se dan este tipo de situaciones? Porque los técnicos, sobre todo, han querido hacer de los futbolistas una partida de robots y le piden a sus jugadores que hagan acciones sin mayor sentido.
A Costa hay que pedirle que desborde, que gane la línea de fondo, que regatee, que haga goles, y que en su momento también aporte en defensa, como lo hace con grandeza Sadio Mané, que es un fino todoterreno, pero llevar al fubolista brasileño a que se tire al piso para que bloquee un balón, es un guion de comedia hecho por un aprendiz.
Solo falta que veamos a Messi y a Cristiano en un reparto de papeles similar, tirados detrás de la barrera para ver cómo impiden que la pelota pase.
La visión mecanicista del balompié se ha llevado al más absurdo de los estados posible. .
José Luis Mendilibar, entrenador del Eibar desde el 2015, resume de maravilla, en una entrevista con el periodista Jon Rivas, lo que está pasando en el fútbol, en el que hace ratos comenzaron a aparecer fantasmas, incluido el VAR.
“Todavía pensamos que con el ordenador ganamos partidos y solucionamos todos los problemas que nos puede generar el contrario. Y no. El fútbol es movimiento”.
Y como Mendilibar no puede guardarse nada, no sé que habrá dicho en relación con lo de Douglas Costa, probablemente le haya dado algún dolor de cabeza, pero aquí nos deja
una hermosa frase para la reflexión de hacia dónde va este fútbol de los tecnicismos y las insensateces: “Hay campos de entrenamiento que parecen aeropuertos, llenos de conos, muñecos, vallas, cinturones para hacer arrastres… Igual que los porteros. Que si pelotas de tenis… Cualquier día alguien empezará con bolas de golf. Estamos perdiendo la sencillez en el fútbol”.
Lo de Costa cuesta creerlo, pero sucedió. Es el absurdo destilado sobre un campo de fútbol.
*Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.