Adilio Zeledón*
“Pajareando” nunca se está solo. Dichosamente en Acosta encontramos personas que también les gusta esta actividad y compartimos estas salidas al campo en busca de estas bellas aves que habitan en la zona.
En Chirraca de Acosta, en la finca de Domingo Alfaro, me cuenta su hijo Tomás, que un ave en particular ha estado anidando cerca de su casa y que esta ave rara vez se ha visto estos alrededores, a lo que me invitó una tarde para mostrármelo.
Se trata del “Cabezón Plomizo” (Pachyramphus aglaiae). A estos se les conoce como cabezones, por su abultada cabeza con relación con su cuerpo. El macho y la hembra difieren en color; el macho es gris oscuro en la espalda y alas, abdomen pecho y garganta gris más claro. La hembra, café claro sobre la espalda y alas y amarillo pálido sobre abdomen, pecho y garganta.
Ambos con el pico negro y grueso y una mancha de plumas negras, a manera de gorra sobre su cabeza, generalmente se les nota unas plumas finas sobre la cabeza a manera de cresta. Se alimentan de insectos y semillas.
Esta pareja lleva varios años construyendo su nido en el mismo sitio, donde los dos cooperan en la fabricación.
Muy poco se conoce de ellos, ya que no son aves muy llamativas, son de colores muy opacos, pequeñas y su canto un silbido agudo, a veces con tono alto.
Ya ha sido observada en varias partes de Acosta, pero no se tenía registrado un nido, donde tras casi cuatro años, ha estado utilizando el mismo árbol para fabricarlo.
*Observador de aves.
