(MARTES 18 DE ABRIL 2023-EL JORNAL). Joan Laporta intentó durante dos horas infructurosas responder al Caso Negreira y no lo consiguió, por más amagues, túneles, taquitos, pases verticales y balones fuera que lanzó a lo largo de su comparescencia.
No pudo responder a la pregunta crucial del caso: ¿por qué el Barcelona durante 17 años pagó al vicepresidente del Comité Técnico de los Árbitros (CTA)?
Laporta, que tiene trazos de mal actor, pero actor al fin, sacó cajas de expedientes, hizo afirmaciones, acusaciones y montó un espectáculo teatral, pero no contestó el por qué los blaugrana acudían a ese recurso.
Sostuvo que no hay corrupción deportiva. Dio a entender que pagar al vicepresidente de los árbitros era algo tan normal como ir al supermercado. No hay nada ilegal en ello. Ni amoral.
Nada, para Laporta, no hay caso, lo que existe es una persecución de la Liga de fútbol y del Real Madrid.
El presidente del Barcelona llegó a vender un relato, pero los más escépticos no lo compraron. Dijo, incluso, que el Real Madrid fue el equipo del régimen de Francisco Franco y los blancos le contestaron con un video que era al contrario, y así se inició la ‘guerra’ entre ambos clubes en este caso concreto.
Cuesta pensar de que de los 7,3 millones de euros, Enríquez Negreira no haya dejado nunca un rastro en casi 20 años. Sígale la pista el dinero, es la estrategia que se emplea en este tipo de investigaciones. Fue lo que ocurrió en el Watergate.
El Barça está más acurralado que nunca y es casi imposible que salga indemne.