(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 01 DE OCTUBRE, 2020-EL JORNAL). La Uefa Champios League presentó hoy por medio de Gnabry, Dybala, Marcelo y Pogba el nuevo balón para la temporada 20-21. Es el el ‘Adidas Ready for the Stars’.
En cuanto a tecnología es lo más avanzado que se ha producido. No solo cambia de colores como un camaleón cuando está en movimiento, sino que está creado para que le facilite la precisión a los futbolistas.
Hasta aquí el cuento de hadas sigue los lineamientos de las historias clásicas. La historia se empieca a torcer cuando usted se siente frente a la pantalla a ver los juegos.
Y no es que el balón se transforme. No es que fallen los cálculos milimétricos con que fue construido. No, no falla nada tecnológico. Lo que se echa en falta es que los técnicos se olvidaron de que la pelota debe tener el protagonismo señorial de los primeros tiempos. Que ella es la verdadera estrella de los encuentros. Que sin ella no se va a ningún lado.
No obstante, si se repasa la jerga futbolística oímos hablar y a veces uno mismo cae en la tentación: de presión alta, presión intermedia, bloque bajo, línea de dos, de tres, de cuatro, de cinco, de seis y vaya a saber Dios que tantas líneas y qué pressing anda por ahí mientras los jugadores corren como robots para recuperar la pelota y, de inmediato, perderla.
Lo decía con toda autoridad el profesor Hugo Tassara Olivares, lo recuerdo en sus sábados de fútbol por televisión: ‘De nada vale un buen control, si regalas la pelota en la siguiente jugada”.
Todo ello pasa porque inexplicablemente, el fútbol de hoy se ha olvidado de la pelota, con la que se gambetea, con la que se hacen paredes, con la que se filtran pases profundos, con la que es lícito hacer malabarismos, con la que se juega, incluso, sin tocarla, y si no acuérdense de aquella jugada de Pelé ante Ladislao Mazurkiewicz.
Pelé hizo la sombra, la pelota pasó de largo, se dio la vuelta, la recuperó y al lanzar el balón se le fue afuera. Qué maravilla de jugada. ‘El mejor no gol’ de toda la historia.
Todo lo hizo con la pelota y sin ella.
Hoy, que la pelota ya no es de cuero, brusca e irregular como una piedra, es casi cuántica, pero se ha relegado a un segundo plano. La pelota es la pordiosera del campo, cuando debiera ser la princesa con todas sus luces y sus encantos.
Hay que volver al principio y recuperarla para el fútbol. Quien dude, que le pregunte a Alfredo Di Stéfano, que no encontró mejor manera para rendirle homenaje, que dedicarle su autobiografía: “Gracias, vieja”.
*Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.
