(VIERNES 14 DE ABRIL 2023-EL JORNAL). El atraso en la infraestructura del fútbol costarricense es colosal. Va muy unidad a la mentalidad de la dirigencia. Dl dinero que ha ingresado por Mundiales mayores muy poco ha sido reinvertido en mejorar la condición de los estadios.
En el 98 hice con el colega Antonio Mora, un arquitecto y un ingeniero una investigación sobre el estado de los estadios de la Primera División de ese entonces y los resultados fueron sorprendentes.
Prácticamente ninguno estaba preparado para responder a un evento, en el sentido original del término, y las deficiencias arquitectónicas eran tremendas.
Parte de ello se ha corregido después de 25 años, pero todavía falta muchísimo por hacer. Más que la falta de recursos económicos, lo que le ha faltado a la dirigencia, pasada y actual, es visión: si no se cuenta con un estadio en condiciones mínimas, no puede utilizarse en el fútbol de la Primera División.
Pocos son los estadios que se salvan tras un escrutinio, entre ellos el Estadio Nacional.
Todavía hay estadios en los que no hay ni siquiera cabinas de transmisión para la prensa. Sí, y estamos en el siglo XXI, el siglo de la tecnología y del diseño por excelencia.
Ahora, lo que ha hecho el Comité de Licencias de salir a advertir de que cerrará estadios a falta de cinco fechas es una charlatanería: no se puede cambiar a mitad de caballo tan fácilmente.
Cuando no se tiene la seriedad, es difícil que los otros respondan en buena lid. El problema de la infraestructura en los estadios actuales, pese a los esfuerzos por actualizarlos, es tal, que no es con un comunicado y una advertencia-amenaza que se solucionarán las deficiencias.
Lo primero es claridad y seriedad y crear conciencia en los dirigentes de que no podemos seguir improvisando con la infraestructura. Y de los estadios de Liga de Ascenso no digo nada, porque necesitaría un libro de 300 páginas para explicar la realidad del asunto.
