ANÁLISIS
Rafael A. Ugalde Quirós.*
(San José, 12 de septiembre, 2012). A cinco horas después de terremoto del anterior cinco se septiembre, altos funcionarios del actual gobierno anunciaron por el noticiero de Repretel que estaban preparados para ayudar a las víctimas del desastre natural, principalmente en la península de Nicoya, Guanacaste. El instinto humano nos alegró.La solución, según lo dicho ante cámaras era la siguiente: los afectados que habían asegurado sus viviendas solamente debían presentar sus papeles ante el Instituto Nacional de Seguros (INS).
Sin embargo, quienes obviaron esta previsión, posiblemente por falta de recursos, pues según los distintos “Informes del estado de la Nación” Guanacaste es una de las provincias más pobres del país, los organismos de ayuda social les darían alimentos y les pagarían por tres meses el alquiler de casa. Así, una vez pasados estos noventa días, cada quien carga con su palo y allá el que no aguante.
El Estado costarricense deberá invertir solo en levantar 56 escuelas que se cayeron por el terremoto más de tres mil millones de colones, según anunció recientemente el titular de educación, Leonardo Garnier. Deberá, además, invertir casi el doble de esa cantidad en la reparación de vías como carreteras y puentes, así como caminos rurales algunos de los cuales seguían obstruidos el pasado lunes 10 de setiembre, según los principales informativos del país.
El principal motivo para que la ayuda a los damnificados del terremoto tenga un plazo de tres meses radica en la falta de recursos financieros que, a juicio de la presidenta Laura Chinchilla, en circunstancias como las actuales, deben priorizarse.
No obstante hay otro factor que la dirigencia de la nación omite: viviendo en un país expuesto a los desastres naturales las soluciones, en casos como el terremoto de Nicoya o Cinchona, quedan a expensas de la buena voluntad de los costarricenses y el sistema bancario nacional. De hecho, un funcionario gubernamental ofreció sus buenos oficios para que los bancos ayuden a los afectados de Nicoya. El negocio es negocio.
En ocasión del terremoto de Cinchona en 2009, el canal noticioso Repretel promovió la campaña de vivienda digna para los afectados de Cinchona con el patrocinio de un conocido banco. El Estado, como de costumbre, estaba en ascuas en cuanto a fondos para atender de inmediato las necesidades habitacionales de los habitantes de Cinchona.
Según el diputado socialcristiano Walter Céspedes, al final las habitaciones triplicaron el costo, pero bueno, hubo la oportunidad para que altos personeros gubernamentales inauguraran la nueva ciudadela de los sobrevivientes de Cinchona, con algunos meses de retraso, como siempre, en cuanto a la entrega de la obra.
NICOYA Y LAS FINANZAS
En cuanto al terremoto de Nicoya una nueva campaña privada asoma en el horizonte ante la falta de recursos estatales. No por culpa de los afectados, sino por responsabilidad directa de quienes deben prever fondos públicos ante estas eventualidades. Máxime que desde hace diez años vienen anunciando un terremoto en la península de Nicoya.
Incluso el día lunes 20 de agosto de 2012 se anunció que el terremoto de Nicoya posiblemente sería unas 500 veces más fuerte que el ocurrido en Cinchona, sobre la base de lo dicho por Víctor González, director del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (ver Diario Extra). Hay un déficit de deslizamiento de 5,4 metros, por lo que podemos determinar que el sismo en Nicoya sería de 7,8 grados escala de Richter. Es una brecha que puede romperse en cualquier momento, advirtió el experto.
Cierto que la fecha y hora exacta de un evento sísmico es impredecible todavía con el método científico que hemos sacralizado; no quiere decir empero ello que cualquier Estado, usando el camino positivista, niegue que un terremoto como el de Perez Zeledón (1983), Cinchona (2009) o Nicayo (2012), no causará destrozos principalmente entre los más menesterosos.
El argumento oficialista de la carencia de recursos oficiales para atender estas necesidades pareciera dirigirse principalmente a costarricenses con poca retentiva: Durante la Administración del expresidente José María Figueres cerraron el Banco Anglo Costarricense, luego de que importantes familias de empresarios y políticos solicitaron cerca de ¢15.000 millones prestados y no pagaron . Hoy, los intereses de ese dinero de todos los costarricenses – ningún banco por arte de magia se capitaliza de la nada- son ¢18.000 millones acumulados ( vea: La nación 10/9/12). Con ¢33.0000 millones – ¢15.000 del principal más los intereses del Anglo– el gobierno daría casa a 1650 familias afectadas por el terremoto en Nicoya, con un valor cada solución habitacional de ¢20 millones. Sí a ello se agregan ¢ 23.000 millones entregados para la trocha fronteriza y tomando en cuenta que el país debe construir 56 escuelas en la zona guanacasteca con ¢ 3000 millones, entonces dinero sobra para atender esta catástrofe, sin tocar los $8 millones que los chinos regalaron recientemente a la presidenta Chinchilla ni los $6 millones de la platina más cara del mundo.
Periodista, abogado y notario UCR.