José Eduardo Mora
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 02 DE DICIEMBRE, 2015-EL JORNAL). Una situación extrema: la muerte de su marido, la sumió en una crisis personal y fue, en medio de esa oscuridad, que Juliane Echternkamp encontró un camino, una vía para enrumbarse de nuevo hacia la luz que le aguardaba ahí fuera.
Y ese sendero lo halló en un proceso de “coaching”, palabra que viene del inglés y del mundo del deporte y que, con el paso de los años, se ha esparcido por los más variados campos y que, en términos puntuales, consiste en que un “coach” ayuda a su “cliente” a encontrar, por sí mismo, el sentido de la vida o a clarificar los objetivos por los cuales vale la pena despertarse cada mañana.
Oriunda de la ciudad alemana de Göttingen, de la que emigró a Barcelona, España, a sus 19 años, Juliane es una exprofesora de alemán que se dedica al “coaching”, porque quiso que la experiencia que le permitió reenfocar su vida se convirtiera en otra de sus vocaciones.
La entrevista, realizada con EL JORNAL por Skype desde Sitges, Barcelona, recoge una idea de lo que significa el “coaching” y cómo este puede convertirse en una poderosa filosofía y herramienta para reenfocar una vida, sea antes o durante una situación extrema, o cuando el interesado perciba en su fuero interno que hay “un algo” que no anda bien en su vida.
A continuación, les presentamos un extracto de la conversación sostenida, en su perfecto español, con Juliane, “coach” certificada por la Federación Internacional de Coach.
¿Con base en su experiencia, cómo define el “coaching”?
–Para mí consiste en ayudar y apoyar a la gente en un camino de aprendizaje. La gente que acude a un “coaching” está en una situación con la que evidentemente no está contenta. Hay momentos en la vida en la que uno, por sí mismo, no ve una salida.
Lo ves tan complicado o tan negro, y no ves cómo podés salir, sin embargo, quiere salir de ahí, pero no sabe cómo salir. Es ir de una situación conflictiva a una situación ideal.
¿Pueden las personas percatarse por sí mismas qué las está afectando?
–A veces pasa, hay gente que dice que yo tengo que encontrar la situación por mí misma. Y otra que dice: voy a hablar con un experto a ver cómo me puede ayudar. El problema es que nos estresamos mucho y estamos obsesionados y no sabemos cambiar de perspectiva.
Si contamos nuestros problemas a nuestros amigos, tampoco ven una salida, porque les explicamos tan bien nuestra situación, que ellos no nos hacen cambiar de perspectiva. En ese momento es bueno hablar con un profesional.
Para empezar te tranquilizas. Una es profesional pero no experta en tu vida. No me atrevería a darte consejos.
El “coaching” se basa en la pregunta. Entonces, un poco al modo de Sócrates, encontrás tus propias respuestas.
Para mí es un problema de estrés y el cuerpo no está preparado en ese momento para luchar, sino para huir. No está preparado para buscar soluciones nuevas.
Al acudir a un profesional, es mucho más fácil encontrar una solución.
Necesitamos encontrar las soluciones por nosotros mismos, pero con una guía vital.
¿Cuánto dura un proceso de “coaching” o acompañamiento?
—Depende de cada situación, pero normalmente dura unas diez sesiones. Pienso que ese es un buen número. Ese es el tiempo que necesitas para notar un cambio. Porque una sesión te da una toma de conciencia, pero con eso no basta, porque nos analizamos mucho, pero el “coaching”, a diferencia de la psicoterapia, es muy práctico; te lleva a la acción.
Hay que tomar conciencia y ponerse en marcha, para que la gente realmente note un cambio un poco más profundo, necesita entre ocho y diez sesiones.
¿Qué diferencia hay entre un proceso de “coaching” y alguien que va a terapia con el psicólogo?
—Lo he pensado mucho. Yo hago “coaching” personal, pero tengo muchas personas, clientes, que rozan con la terapia. La diferencia básica es que para el “coaching” necesitas ganas de cambiar. No te podés posesionar como una víctima de las circunstancias. Yo voy a trabajar sobre esta responsabilidad y hay que estar dispuesto a cambiar. Hay gente que no está dispuesta.
¿Hay gente que no puede o no quiere cambiar?
–Si alguien tiene una patología no la voy a tratar. Trabajo con gente que esté sana desde el punto de vista psicológico.
Se llega al “coaching” porque la persona está un poco frustrada, dado que ya buscó una solución por sí misma, sin acompañamiento. A veces hay gente con ciertos estados depresivos, pero no del todo. Se necesita energía.
¿A quién le recomendaría probar con la herramienta del “coaching”?
–No es solo una herramienta, es una técnica y es una filosofía que es muy interesante para todos. Eso sí, te da muchas herramientas. En el ámbito privado y profesional el “coaching” funciona muy bien.
Personalmente llegué al “coaching” por una circunstancia vital muy difícil: porque se me murió mi marido, y era una situación un poco desconcertante, y de repente dices: uyy, esta no era la idea de mi vida, porque de repente llevabas una vida normal, con familia con marido y trabajando, y de repente te falta el marido y te dices: ‘ahora qué’.
Yo me hice las preguntas vitales: quién soy, a dónde voy, lo típico, pero ahora estoy muy agradecida, porque gracias al verme empujada por esas circunstancias, me encontré con el “coaching” y hallé respuestas válidas para mí.
Por eso creo que el “coaching” es útil para cualquiera. ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué quiero hacer con mi vida, porque solo tengo una vida? Estas son algunas de las preguntas que nos podemos hacer.
El “coaching”, tal y como yo lo entiendo, a mí me ha ayudado mucho. Pienso que te da mucha energía positiva y es muy satisfactorio el poder conseguir tus propios objetivos. Lo importante es poder llevar una vida que sea coherente con nuestros valores. Y eso es para mí lo valioso y bonito. Esa es la filosofía del “coaching”. Ahora, no hay que esperar hasta llegar a una crisis personal para acudir en ayuda.
¿Hace cuánto vivió esa experiencia que la llevó al “coaching” para encontrar respuestas a tu vida?
—Hace cinco años y medio. Mi “coaching” me permitió convertir una situación muy difícil en una oportunidad de aprender mucho de mí misma.
Eso es muy importante, ¿puede haber un “coaching”, entre comillas, preventivo?
—Sí, yo creo que, sobre todo, es importante averiguar cuáles son tus valores, y luego buscar el camino para vivir con esos valores.
¿El coaching sirve para retomar el camino, pero el azar también sigue ahí?
–Sí, se recupera la sensación sobre la vida, porque control, control, no hay ninguno, pero necesitamos de esa sensación.
Decías hace un rato en la entrevista, que en general un proceso de “coaching” plantea preguntas. En general, ¿qué tipo de preguntas plantea un proceso?
—Esta es una buena pregunta. Son justamente las preguntas que te hacen pensar, que te hacen cambiar de ángulo y de perspectiva, las que sirven.
Pienso que por eso el “coaching” es tan impactante, porque yo, que vengo del mundo de la enseñanza, al principio quería empujar a los clientes en una dirección, pero eso no es “coaching”, por eso tuve que luchar contra mis raíces de haber sido profesora.
Ahora pienso que son preguntas muy abiertas, y dan mucha opción, porque cuando el cliente (coachee) tiene la respuesta en seguida, entonces, me doy cuenta de que no plantee una pregunta potente. Es cuando nos obligan a pensar que el proceso comienza.
Para mí son sorprendente las respuestas que encuentran las personas. Yo aprendo mucho con mi trabajo.
¿Cuál es el valor económico de un proceso de coaching?
–Para empezar todos tienen una entrevista de media hora que es gratuita. Es un valor muy razonable, que está dentro de las posibilidades de la gente.
La gente me puede contactar por el formulario que está en la página.
Pienso que mucha gente está reacia a utilizar Skype, pero es una gran ventaja el usar la tecnología. Si uno conecta con las personas, es una gran herramienta el emplear Skype. Es entonces cuando no hay distancias, como ahora, que yo estoy en Barcelona y usted en Costa Rica.
Hablabas hace un momento sobre la importancia de conectar, de una buena comunicación entre las partes.
–Es básico, si no conectas no puede funcionar. De ahí la importancia de la primera conversación gratuita. Se nota si hay un “feeling” (una conexión) o no.
Decías que eras profesora. ¿Eso te ha ayudado con el “coaching”?
–Estaba en una universidad de turismo en Barcelona y daba clases de alemán. A mí, personalmente, el alemán nunca me ha gustado, pero lo que sí me ha fascinado es la dinámica con los estudiantes. Saber cómo los puedo animar, porque el alemán es mucho de estudiar. Al “coaching” le veo mucho sentido. Le da mucha satisfacción a la gente. El “coaching” está lleno de mucha humanidad.
¿Es válido el “autocoaching”?
–En mis artículos doy ideas para el “autocoaching”. Yo durante años estuve fascinada con los libros de autoayuda. Hay algunos válidos, pero no te llevan a la acción. Y el “coaching”, siempre, al final de cada sesión, se acuerda una tarea.. Aquí está la clave. Cuando lees te quedas sin esa acción. Te dices qué interesante este libro, pero al final falta la acción. Si tienes a alguien al lado, es más fácil llegar a la acción.
Podemos decir que el “coaching” no es una moda.
–Para mí no, para mí es una filosofía de la vida y por eso me gusta que se extienda. Hay, eso sí, que trabajar mucho.