(VIERNES 05 DE MAYO 2023-EL JORNAL). Desde que llegó al banquillo de la Selección Nacional, técnico Luis Fernando Suárez no ha hecho otra cosa que rendir pleitesía, en dosis excesivas y tóxicas, a Keylor Navas, como si fuera un dios intocable.
La visita que le hará en Inglaterra y las palabras con que lo anunció lo dice todo: necesita saber si Navas los quiere acompañar. Es decir, o va implorar o a pedir permiso para convocarlo.
Un entrenador de su talla no puede ni debe comportarse como tal. Esto lo que evidencia es que al jugador, desde ya muchos años, la Federación Costarricense de Fútbol, con Rodolfo Villalobos, también le ha rendido pleitesía y nunca lo ha tratado como un jugador que pertenece a un grupo que tiene el privilegio de defender la camiseta de la Selección Nacional.
A la Selección, excepto que medien situaciones de salud o familiares, que son sagradas, el futbolista siempre debe ir. Hay numerosos ejemplos. Maradona, Messi, Neymar, que jamás dijeron no a su selección. En nuestro país es valioso el ejemplo de Hernán Medford, quien ya estuviera en Italia, España o México tenía como predicamento decir siempre sí a la Tricolor. Algo similiar ocurría con Paulo César Wanchope, quien, de paso, cumplió con una magnífica carrera en la Premier League.
Así que cuando uno observa la forma en que se dirigen a Navas comprende por qué nuestro fútbol está tan, tan, tan mal: porque falta liderazgo y autoridad.
Y que un técnico, que fracasó estrepitosamente en Qatar 2022 con Costa Rica, no solo siga en ese puesto, sino que además vaya a rogarle a un jugador que dispute un torneo oficial como lo es la Copa Oro, es una muestra inequívoca de lo perdido y extraviado que está.
