PALESTRA
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 19 DE ENERO, 2016-EL JORNAL). A mí no me lo contaron; vi en carne propia el año pasado que en Francia hay libre elección médica en la seguridad social; usted elige el especialista y el sistema francés cubre el 70% . El resto sale de su bolsillo, pero siempre hay filas, no tantas como acá.
Aquí, pensaba cuando medía la distancia entre San José y París, el Estado francés controla absolutamente el sistema del seguro social y en gran medida explica que no haya biombos, utilización de activos de la seguridad en provecho privado ni la alcahuetería esa de compra de servicios afuera, pues las penas son altas para algunos sinvergüenzas y los profesionales de la salud aceptan las condiciones impuestas o buscan vida en otro lado.
Además sale más barato desbaratar en un choque un Mercedes Benz último modelo que adeudarle al Seguro Social un Euro o intentar robárselo. Invierten la carga de la prueba por el daño social que producen los descarados.
¿Suena bien? ¡No¡ Vayamos por partes: la seguridad social francesa cubre en el mayor de los casos solo el 70% de la ciudadanía y la diferencia se cubre comprando un seguro privado por el 30% restante, para los casos de intervenciones quirúrgicas o incapacidades largas.
En términos reales hay un segmento de 30% del mercado que controlan los consorcios privados y los profesionales de la salud, pues la universalidad del Seguro existe solo para los indigentes y un seleccionado grupo de escasos recursos, en casos de emergencias.
Hago este preámbulo para explicar a usted lo que tenemos en esta aldea de solo 500 años de relativa historia y cómo a veces al calor de las “ideologías” de moda ( entienda neoliberalismo) queremos echar por la borda lo que tanto costó a nuestros abuelos.
El destino también me permitió vivir una emergencia seriecísima con mi esposa desde el 16 de diciembre de 2015, que obligó a toda la familia a contar con los servicios del Seguro Social.
Personal Administrativo, enfermeras, médicos, y hasta los vigilantes de la Caja Costarricense del Seguro Social, los ví inmiscuidos durante esta emergencia y el montón de urgencias que ese mismo día hubo en sala de operaciones y consultorios. Vi pocos holgazanes y más gente entregada. No me lo contaron.
Recuperada mi cónyuge, luego de más de un mes en cuidados intensivos, entubada, con niveles de sodio y potasio por el suelo y pronóstico médico “reservado” por las secuelas, caigo a cuentas que el Dr. Carlos Castro, así como su equipazo de enfermeras y auxiliares nacieron , efectivamente, para servir y sin cuya contribución de ellos Yami, mi esposa, jamás hubiera vuelto a la vida.
Lo digo con claridad: Me consta que estos abnegados profesionales no escatimaban tiempo, exámenes, medicamentos y que, hacían igual con quienes sufrían en las camas aledañas.
Y quienes quieren quebrar el Seguro no me vengan a decir que es un caso aislado de humanidad. Más de un mes hice observación de campo para determinar todo lo que se dice contra empleados de la Caja, convenciones colectivas y todas esas cosas que enarbola La Nación y sus secuaces.
Y lo mejor de todo: nunca se me dijo que el Seguro, por el que luchó Calderón Guardia, Manuel Mora y Monseñor Sanabría, solo me cubriría el 70% de las intervenciones quirúrgicas, medicamento o tratamiento en general.
Ya ven ustedes, en una aldea 13 veces más pequeña que la Francia de Napoleón Bonaparte e iluministas y humanistas como Jean-Baptiste-René Robinet, Voltarie, Roseau, J.J. Rousseau, la visión de estos tres líderes ticos, que por cierto casi consiguen que los olvidemos, no tuvo parangón.
¡Denuncie, no aguante nada pero, por favor, defendamos a la Caja de los oportunistas, sacando a los negligentes y los corruptos, que son pocos, pero nefastos¡