PALESTRA
Es cierto que el balompié tico está entre los más irregulares del mundo. Sus jugadores pelean para ganar como profesionales – y eso está bueno- pero en la cancha son verdaderos amateurs, con las excepciones del caso.
Uno ve en sus delanteros con carencias para definir frente al marco rival y detrás de la risa que eso nos causa hay falta de trabajo en las ligas menores. Hay ausencia además de aspectos psicológicos que, sí no se enseñan entre los 9 y 13 años, jamás el jugador los aprehenderá.
Siento que hay una minoría de entrenadores de ligas menores que están atentos a los avances de la psicología y la sociología en el fútbol, pero son los menos porque a nuestros jerarcas nada de eso les importa.
Y a estos máximos dirigentes no los culpo. Una mayoría de ellos llega a puestos de mando porque son excelentes empresarios, profesionales o políticos y, sobre todo, aventajados alumnos de los programas radiofónicos. Con eso basta aquí.
Mirando jugar al león manudo las eliminatoria de los clubes de la Concacaf contra Tigres uno descubre los niveles de entrenamiento y formación de nuestros jugadores: Defensas que pierden las marcas con pasmosa facilidad, mediocampistas con asombrosa lentitud de pensamiento y delanteros…
Así, los” manudos” en esas eliminatorias pasaron con más pena que gloría; llegaron a México como leones y regresaron como gatillos aporreados.
Repito: no todo es culpa de estos “profesionales” de las patadas. Vean ustedes que un árbitro priva injustamente a un defensa de un clásico y a nadie se le ocurre cobrar los daños y perjuicios ocasionado como máxima autoridad del cotejo. Así estamos de mal. Es una especie de versión mejorada del famoso puente de la platina.
Periodista, abogado y notario UCR.