(MIÉRCOLES 28 DE OCTUBRE, 2020-EL JORNAL). El fútbol puede ser una escuela de vida. En tiempos en los que los libros de autoyuda pululan en la red y en las librerías, a veces basta con ser un buen observador para captar tintes de liderazgo únicos, que pueden llevarse del campo al día a día.
La nota la ha puesto Sergio Ramos en el Borussia Park, el estadio del Mönchengladbach, en el que el central blanco dio una lección de liderazgo en 15 minutos, para que tomen nota educadores, comentaristas y directores de recursos humanos.
Como el barco del Real Madrid se hundía cual Titanic errante desde hace rato –porque es imposible jugar al fútbol y pretender ganar si no hay quién haga los goles–, Ramos decidió asumir las riendas del juego por sí solo y se transformó de capitán a entrenador en funciones.
Para empezar decidió dejar su puesto de defensa central para convertirse en delantero centro. Para lo cual le hizo un gesto a su técnico para que estuviera notificado. Ese espíritu despertó a su equipo, que al minuto 85 perdía 2 a 0 ante el Borussia Mönchengladbach por la Champions.
Vino entonces, en el 86’, el 2 a 1 en una gran acción de Casemiro, que siguiendo las pistas de su técnico-jugador-compañero se olvidó de que él era el contención estrella, y se fue al ataque. Recuperó un balón en la línea y habilitó a Benzema para el descuento.
Hasta aquí el cuaderno de notas debería indicar, una vez más, que las pizarras en el fútbol son magníficas y que todas son perfectas, hasta un minuto antes de que ruede la pelota. Una vez que ello sucede, aparece el universo fútbol con sus reglas, con sus azares, con sus satélites y con sus eternas sorpresas.
A falta de cuatro minutos para el descuento, ese líder llamado Sergio Ramos enderezaba la barca y ponía aliento y vida a un equipo que si llega a octavos, habrá recorrido un largo camino. Sin goles nunca se llega a Roma.
Y para que los cronistas tomaran nota al pie del campo, quien sirve el segundo tanto a Casemiro es el propio Ramos, haciendo de delantero centro con todas las credenciales.
Ese liderazgo. Esa vocación para dirigir hombres no se compra en la esquina. Es lo que hicieron Napoleón, Bolívar y Churchill en momentos dramáticos de sus vidas.
Ayer Ramos dio un curso gratis y completo de cómo ser líder y el Borussia Park fue testigo de su proeza. Lo demás es palabrería, pobre, vacía y de sofistas de quinta categoría, que nunca se han asomado, si quiera, a la ciencia magna de la retórica.
*Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.