(LUNES 17 DE FEBRERO, 2025-EL JORNAL). Los equipos grandes como Saprissa deben ganar siempre. O, al menos, esa es la aspiración perenne y cuando esta regla tácita se rompe, no vale ningún tipo de justificaciones.
En las ruedas de prensa recientes, José Giacone, ha sido educado y ha tratado de explicar la realidad que vive el conjunto morado. En buena lid para el entrenador por actuar con elegancia y altura, pero lo que el equipo refrenda en cancha no corresponde con lo descrito por su preparador.
Saprissa no tiene un juego fluido en el mediocampo. Mariano Torres y David Guzmán no están a su nivel y si estos dos jugadores fallan, el resto del equipo se tambalea. En defensa, tampoco el equipo muestra su mayor virtud y en ataque suma menos de un gol por partido.
Los números básicos no aprueban a un Saprissa que todavía escucha los ecos del tetracampeonato. Si a ello le agregamos que los extranjeros todavía están en un período de adaptación y que fueron inscritos demasiado tarde, se entiende que haya mucho ruido alrededor del club.
La afición ha empezado, con su termómetro siempre a tope, a pedir la cabeza del técnico. En Saprissa siempre han hablado de cabeza fría, pero ayer, domingo, el presidente Juan Carlos Rojas en su red social de X dejó un mensaje que hoy retumbará en el camerino.
No está contento. El rendimiento no está acorde con lo esperado. Eso no fue lo planeado. En ese ámbito se movió Rojas. Es casi una sentencia para Giacone, que en conferencias de prensa ha reiterado que sabe lidiar con la presión y sabe salir de momentos difíciles como el actual.
Crisis deportiva en Saprissa, aquel mismo del que Enrique Weisleder se ufanaba de decir que era una institución nacional, con lo cual dejaba entrever que su importancia iba más allá del fútbol. Y tenía razón, toda la razón, por eso el equipo no se puede permitir andar a medias en ningún torneo.