(JUEVES 24 DE FEBRERO, 2022-EL JORNAL). César Luis Menotti, ese enorme entrenador de verbo florido y romántico, lo dijo mejor que nadie: ‘si yo hacía un mal pase en un partido, no dormía’. Era la exigencia del momento. Era el tiempo en el que la técnica lo era casi todo. Hoy no, hoy se le pide al jugador que corra, que meta pie, que atropelle si es preciso, y que tenga, cómo no, un biotipo, esa extraña palabra que la NASA todavía no descifra tras sus muchos viajes al espacio.
Ayer en el partido Pumas-Saprissa vimos cómo el joven lateral Gerald Taylor erraba una y otra vez sus pases, a veces a diez metros de distancia. Vaya, no es culpa de la joven promesa, lo que evidencia es el mal trabajo de las ligas menores en el equipo morado.
Y vimos, también, cómo el central Kevin Espinoza siempre marcó mal. No ganó un solo duelo, e hizo que el siempre cumplidor Abreu David se viera también muy mal.
No es por lo tanto, que se pierden los partidos porque los equipos de Costa Rica son emocionales, no, por favor, no sigamos con estos discursos, porque la prensa tiene la obligación ética de ver mejor y analizar mejor el fútbol, sino, lo mejor sería hacer un voto de silencio para no entorpecer los acontecimientos.
Saprissa perdió ayer no solo porque Pumas tiene mejores jugadores, sino también porque se desnudaron, una vez más, las carencias inadmisibles en un jugador profesional.
Que un defensa central no sepa ganar la posición, anticiparse y tener lectura del juego es incomprensible e impensable en el gran fútbol y que sus laterales sean tan torpes a la hora de manejar el balón, evidencia que no se hicieron a tiempo las correcciones, y que ya están en el límite si quieren mejorar.
Por lo tanto, no es una situación emocional, es una situación técnica, y eso tiene que ver con destreza, con herramientas para saber en qué parte del campo se está y cómo se debe proceder en consecuencia.
Mientras haya errores de bulto, es decir, de conceptos básicos que los niños de 12 años ya manejan en Europa, seguiremos siendo espectadores de la Conchacampions, ese torneo único que a los ticos nos dura una semana.
Incluso Guatemala ya va a cuartos de final, tras una gran épica del Comunicaciones jugando a tres grados bajo cero, con un jugador menos casi todo el partido, y con un arquero –Kevin Moscoso—en una noche espectacular.
Conceptos, conceptos, conceptos básicos: si no se manejan al menos estos, ¿cómo soñar con volver a un Mundial de Clubes?
Cómo era señor, Menotti, ¿usted no dormía si hacía un mal pase en el partido?
