(JUEVES 04 DE ENERO-2024-EL JORNAL). Uno entiende que por el micrófono o el bolígrafo de algunos periodistas futboleros desfilan los sin sentidos más espectaculares de América, sin exagerar, sí, de todo el continente. No esperaba, sin embargo, que uno de nuestros “ayatolas” de balompié siga sin entender el sitio ganado por las mujeres en el capitalismo.
La concepción del sistema en que usted y yo vivimos no es como el de antes: el varón abastecía con su salario las necesidades del hogar; no importa si trabajaba en una fábrica, se dedicaba a dar espectáculo etc.
Por el contrario, en el siglo XXI, el capitalismo necesita agregar valor a todo lo que aparezca en su camino; el mar, las montañas, las mujeres, los niños, el arte. En fin: todo lo intercambiable que produzca ganancia a quienes controlan los medios de producción.
Y las mujeres, con teoría económica o simple praxis entendieron la jugada. Hoy conducen furgones cargados de mercancías alrededor del mundo, montan toros, se fajan de lo lindo en los cuadriláteros para la lucha libre o el boxeo etc. El capitalismo necesita de ellas con la mínima inversión para obtener el máximo de ganancia.
Cualquier periodista que en la niñez le hubieran dado da comer cebolla morada para desarrollarle su cerebrito, o en la universidad haya leído a Keynes, a Marx o Ricardo como parte de su formación profesional, jamás hubiera aceptado el cuento de que el fútbol femenino está “inflado” porque el alajuelense lleva seis campeonatos tandeando a Saprissa, Herediano, Sporting, Pérez Zeledón etc.
Comenzando porque hay “ayatolas” en nuestro fútbol que tienen un tablero mental cuadrado cuando son interrogados por cualquier periodista, contestando lo primero que se les viene a la “jupa”.
Inflado, como participio del verbo inflar, no se puede rellenar con balones ni mujeres, pues este intransitivo va dirigido a cuestiones relativas a introducir “aire” o “gases” en algo que sube de volumen, o bien, a “exagerar” hechos o “noticias”, nos diría el profesor López Martín, en los bellos cursos de Humanidades.
Pues bien, las muchachas de Alajuelense tienen en su haber seis campeonatos seguidos y, sin duda alguna, son las mejores de Centroamérica, porque su dirigencia descubrió que ellas son más que veintidós piernas en pantalonetas corriendo atrás de un balón.
Hay indiscutiblemente cierto nivel de profesionalismo en las muchachas liguistas– falta muchísimo -, pues pocos cuestionarían el nivel comunicativo alcanzado entre ellas y su entrenador Wilmer López.
La gran cantidad de aficionados que las “Leonas” llevaron al Estadio Morera Soto y Ernesto Rohrmoser durante los dos juegos de la final del campeonato nacional, demuestra la capacidad de mercadear el producto femenino rojinegro.
Por eso no es de recibo, la argucia de que los manudos inflan el balompié femenino. Sean serios. Con estos “ayatolas” el balompié nacional en general va como el cangrejo.
No sean víctimas de la envidia y la falta de justicia para con las mujeres que juegan al fútbol y dan espectáculo como cualquier otro artista.
Preocúpense por erradicar la inaceptable situación de muchachas a quienes solamente dan los pasajes de buses para que lleguen a entrenar, no tienen seguro social y las utilizan unas cuantas temporadas y después son desechadas como mercancías baratas.
¡La bajeza es mal consejera!
*Con estudios en geopolítica y petróleo por la U del Zulia,periodista,abogado y notario por la U.C.R.
