Rafael A Ugalde Quirós*
El impuesto único a los combustibles daría sustento económico al Consejo Nacional de Vialidad para acabar con los huecos en las carreteras nacionales y nunca se pensó que hoy sería el peor enemigo de los costarricenses. Tenga o no tenga vehículo.
Más de dos décadas después las carretas se hunden y los puentes se caen solos. Ni siquiera los intentos del entonces director de la Escuela de Economía de la universidad Nacional (UNA), hoy presidente de la Asamblea legislativa, Henry Mora, bajaron la despiadada carga sobre los hombros de los propietarios de automotores y consumidores en general, pues cuando aumentan los combustibles la inflación se dispara.
Mora creía que si aprobaban un proyecto de ley denominado “de simplificación y eficiencia tributaria”, el gravamen bajaría sustancialmente, conforme a proyecciones de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope).
Sin embargo, un estudio de abril pasado del periódico La Prensa Libre demuestra que el precio de compra que tiene Costa Rica para el consumidor es de $ 4.71 por galón. El precio sin el impuesto es de $3,16, que la ubica como la nación con gasolina superior más barata en la región, donde Nicaragua cuenta con la más cara, seguido por Panamá, Honduras, El Salvador y Guatemala.
La situación cambió radicalmente en mayo pasado cuando aplicamos el impuesto a los combustibles que coloca a Costa Rica como el país con la gasolina más cara de Centroamérica.
Un informe de la CentralAméricaData.com confirmó que el combustible regular se vendió a $ 4,88 por galón, seguido por Nicaragua a $ 4,83, Honduras a $ 4,72, Guatemala a $ 4,28 y El Salvador a $ 4,18, ello con base a información publicada por el Ministerio de Economía salvadoreño.
PETROCARIBE Y LOS COMBUSTIBLES
Los países firmantes de la llamada opción Petrocaribe logran en estos momentos mantener más estable los precios de los combustibles por la facilidad crediticia que la organización otorga a sus socios. Gústenos o no.
La alternativa energética enfoca sus esfuerzos dentro de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), a fin de abandonar la dependencia del petróleo como modelo de sumisión y expoliación.
Petrocaribe propone una escala de financiamiento del 40% de la factura petrolera, tomando en cuenta como referencia el precio de los hidrocarburos. Igualmente, extiende el período de gracia para el financiamiento de uno a dos años y prevé una extensión del periodo de pago de 17 a 25 años, reduciendo el interés a 1%, si el precio del petróleo supera los $ 40 por barril.
El pago además a corto plazo del 60% de la factura entre sus socios se extiende de 30 a 90 días, aceptando Venezuela parte del pago diferenciado con bienes y servicios provenientes de sus socios.
De esta manera, el eje fundamental de esta alternativa gira en torno a romper el dominio ejercido en la región por la dependencia del petróleo y, por otro lado, apoya la planificación energética entre sus países miembros, incluyendo la exploración, extracción, transporte, refinación, almacenamiento, desarrollo, comercialización y capacitación tecnológica en el campo de los hidrocarburos.
Fue fundada en Puerto La Cruz, oriente venezolano en 2005, forman parte Venezuela, Cuba, República Dominicana, Antigua y Bermuda, las Bahamas, Dominica, Granada, Guyana, Belice, Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Haití, Jamaica, Surinam, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, y San Vicente y las Granadinas. Panamá solicitó su ingreso y son observadores Ecuador y Bolivia. El acuerdo permite la venta diaria de al menos 185 mil barriles de petróleo.
Dos visiones de mundo que nacieron con la extracción de la primera gota de petróleo: energía para ahondar la diferencias sociales y los negocios privados, o energético necesario que impulse la búsqueda del bien común, la equidad social y la dignidad.
Periodista, abogado y notario UCR.