(LUNES 01 DE MAYO 2023-EL JORNAL). En tan solo 48 horas el fútbol de Costa Rica retrocedió organizativamente en casi un siglo y tiró por la borda su propia credibilidad, al comportarse en la programación del Grecia-Cartaginés como un balompié de tercera categoría.
El caos organizado a tres bandas: Comité de Licencias, Fedefutbol y Unafut es digna de un Record Guiness, porque se montaron un espectáculo en el que reinó el caos y el ridículo.
¿Cómo se puede proceder tan mal? Ya lo habíamos dicho, que la intervención del Comité de Licencias en el cierre del torneo era un gran error y entre el sábado y el domingo quedó más que confirmado.
Autorizaron un estadio apto para la Segunda División, pero no para la Primera, porque se quedaron en la medición de si diez centímetros más o menos, pero se les pasó por el frente el elefante del estado de la gramilla y el de la iluminación.
Solo el fútbol se puede dar el lujo de desperdiciar la exposición que tiene en los medios de comunicación y en vez de ofrecer un juego atractivo, montar un show sin sentido y contradictorio, y exponer sus múltiples carencias organizativas.
Con lo sucedido en el Grecia-Cartaginés en el Rafael Bolaños se demuestra que no se ha aprendido nada de las participaciones mundialistas. Los dirigentes han asistido a la fiesta, pero entendieron nada del tinglado que la propicia y la sostiene.
Organizativamente vivimos tiempos de caverna y aquí los equipos, tanto Grecia como Cartaginés y Carmelita, que alquilaba el estadio, tienen poco que decir, porque todo se originó con el famoso cumplimiento del Comité de Licencias para modernizar la infraestructura.
En un fin de semana se propusieron modernizar una infraestructura que lleva medio siglo de rezago.
Celebración del caos. Esto es un vacilón. Que siga el carnaval.