(LUNES 11 DE JULIO, 2022-EL JORNAL). Cartaginés ha sacado a la luz el alma noble de su pueblo, el cual de una vez y para siempre dejará de sentirse plato de segunda mano en el fútbol nacional.
Las celebraciones en torno al título conquistado el miércoles 6 de julio, su cuarta estrella nacional, han sido una muestra inequívoca de la fidelidad y la altura de una afición que supo esperar 82 años para ver de nuevo a su equipo campeón.
Eso la hace ya de por sí una afición grande, pero las muestras de agradecimiento hacia los que ya no están, los que partieron esperando ver a su amado Cartaginés campeón, han conmovido los corazones de la afición costarricense en general.
Lo ganado por Cartaginés en el Clausura es más que un título: es certeza, confianza, convicción y seguridad de que las metas se pueden alcanzar sin importar los obstáculos.
Esta es la mayor lección de los dirigidos por Geiner Segura y Mauricio Wright, quienes con el apoyo de Leonardo Vargas, y un grupo de jugadores con liderazgo y temple, lograron lo imposible, que era dejar atrás la maldición de 1940, cuando comenzó el mito y la leyenda que hasta hace una semana nublaban la trayectoria del club.
Comienza una nueva era en el equipo blanquiazul. Su bandera ondeará en todos los estadios de la Primera División a partir del 20 de julio y ello será la constatación de que Cartaginés, por derecho y mérito propio, sigue en la cima de los equipos grandes de Costa Rica.
Cartaginés ha demostrado grandeza dentro y fuera de la cancha, y en las celebraciones y homenajes su afición ha estado más que a la altura de este glorioso e inolvidable momento.