(MIÉRCOLES 06 DE JULIO, 2022-EL JORNAL). Cartaginés tiene oficio de campeón y lo ha demostrado en esta serie a cuatro partidos contra Alajuelense, por lo tanto, hoy llega al Morera Soto con el cartel de favorito, aunque Geiner Segura, de manera astuta, le sigue tirando esa pelota envenenada a Albert Rudé.
Es el juego dentro y fuera de la cancha, pero en los tres encuentros anteriores, Segura, como muy bien lo dijo Celso Borges, ha sabido sembrar el caos y la confusión en el terreno de juego, para lo cual la Liga no ha tenido respuestas. Esto es clave. Ha sido un Alajuelense sin respuestas.
Por esa razón, hoy los blanquiazules saltarán a la gramilla del estadio manudo con un gol de ventaja y con más certezas que los anfitriones.
Una muestra de que la partida de ajedrez la va ganando el Cartaginés es que obligó a Rudé a cambiar de portero, que no es una decisión menor, y para la noche todo apunta a que hará cambios en el mediocampo.
Cuando en un mano a mano sucede esto, es porque el rival te saca metros, uno ahora, dos más tarde y tres al día siguiente.
Como en la metáfora de la tortuga y la liebre, aunque esta última era la favorita para ganar la carrera, al final, la lenta, torpe y paciente tortuga termina por imponerse.
Nadie daba un colón por Cartaginés antes de que empezara la final de la primera fase y la superó. Y pocos daban algo en la gran final y va arriba en el marcador, lo que hace presagiar que, además del gol, le lleva una ventaja psicológica a los rojinegros, quienes desde luego sudarán vida y sangre, como anunció Johan Venegas, para intentar darle vuelta a la contienda.
Lo que sucede, sin embargo, es que desde la estrategia y la táctica, Cartaginés se posesionó mejor, y hoy su visión de los acontecimientos es inmejorable. La presión del reloj tiene un peso distinto para los manudos. Un segundo no será un segundo cualquiera, mientras se mantenga ese 1 a 0 y mientras ello sucede, los nervios van cediendo y la presión y la claridad empiezan a flaquear.
Una auténtica ‘batalla’ con balón y sin él. Me recuerda esto a las viejas partidas entre Anatoly Karpov y Gary Kasparov, que hacían que, por un instante, el mundo se detuviera.
Esta noche, por lo tanto, aunque a muchos les duele o temen decirlo, el favorito es el Cartaginés, sí, pese a que a estas alturas muchos piensen que su ventaja es fruto del azar y la suerte.
La Liga y el azar tendrá la última palabra. Y los dioses, quienes a lo mejor se visten de blanquiazul solo por el morbo de desafiar a la historia y a los viejos y tercos mitos.
