(LUNES 12 DE FEBRERO-2024-EL JORNAL). Mario García no se anda por las ramas. Cuando cualquier otro entrenador hubiera salido a la rueda de prensa a lanzar lugares comunes y justificaciones, dijo que lo que había visto no era lo que habían ensayo y dio a enteder que todo salió al revés.
Acto seguido, afirmó que él no era un “chambista”, es decir, que no vino al Cartaginés solo a ganarse un sueldo, sino que vino con el afán de construir un proyecto, ser campeón y devolverle la gloria al equipo blanquiazul que por ocho décadas le usurparon.
Dio a entender que entre lo que él propuso en la semana y lo que hicieron los jugadores en el campo hubo muy poca o nula coherencia y que si eso continuaba así, él mejor se regresaba a México.
No tengo ninguna duda, a partir de lo que hace y dice García, de que estamos ante un hombre cabal, ante un entrenador de los que ya casi no hay en ninguna parte del mundo, que va con la honradez por delante, incluso si ella lo arrastra a él al despeñadero.
Frente a un profesional de su talla, ante tanta valentía, lo que debe hacer la junta directiva del Cartaginés, entiéndase, Leonardo Vargas padre e hijo, es darle un respaldo total al técnico, y si fuese necesario tirar la temporada y que terminen el campeonato los juveniles.
Un equipo viciado, como lo dejó entrever García, no va a ninguna parte, incluso si ganase el campeonato el costo en el mediano y largo plazo sería altísimo.
Es hora de cortar por lo sano. El jugador que no quiera someterse a las reglas del cuerpo técnico actual, que se vaya o que lo despidan los Vargas.
¿Cómo en el minuto uno Luis Ronaldo Araya pasa entre tres jugadores, dos de ellos los centrales, como Pedro por su casa y anota a vista y paciencia de todos?
¿Cómo Diego González se va al ataque y nadie cubre ese espacio? Esos movimientos los sabemos, de sobra, los que hemos jugado fútbol en canchas abiertas, ahora, entonces, no me venga a decir que un profesional no lo sabe.
En este caso se tienen que invertir los papeles y si Cartaginés tiene que sacar al 95 por ciento de la plantilla para sanarla de una vez y para siempre, que lo hagan. La afición ya está harta de tanto señorito y de tantas justificaciones, mientras en el campo se ve a un equipo endeble, que no responde a los movimientos básicos de un equipo de cuarta división.
Basta ya, señores, es hora de que respalden a don Mario García y que este entrenador sea el que los saque, de una vez y para siempre, del sempiterno atolladero en que ha estado el club en las últimas décadas.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL