(MIÉRCOLES 04 DE OCTUBRE-EL JORNAL). Especulaciones y más especulaciones. Eso es, hasta ahora, lo que hay alrededor del futuro entrenador de la Selección de Costa Rica.
El Comité Ejecutivo de la Federación ha evidenciado que de ejecutivo tiene poco, porque no ha tenido la capacidad de elegir a un técnico, en un mundo en el que las decisiones, por más trascendentales que sean, deben de ir rápido, como lo exigen los tiempos actuales.
Y además, de ahí dentro han salido algunos nombres por debajo, que luego terminaron en nada, porque los aludidos se han encargado de decir que, por ahora, nada de nada.
Evidencia ello, a la distancia, que Osael Maroto, requerirá de más ayuda de la que se pensaba para que comience a manejar bien el ente federativo.
Luego está el hecho de descartar a los entrenadores costarricenses por el mero hecho de ser costarricenses. Dos de los más calificados como son Jeaustin Campos y Alexandre Guimaraes están fuera de competencia sin que haya un razonamiento válido detrás de esa determinación.
Guimaraes, que por formación y estilo, es siempre muy diplomático, el otro día en Monumental rompió ese código y dijo que no veía, de entre los que se han aludido, ningún currículum mejor que el suyo.
Está muy bien que haya procedido de esa forma. Desde mi perspectiva la mejor opción al día de hoy para el Selección es Guimaraes. Tiene experiencia, conocimiento, actualización, sabe lo que es dirigir en diferentes latitudes y es un técnico ganador.
Lo inexplicable es que Claudio Vivas lo haya borrado. ¿Por qué será? ¿Qué interés tiene Vivas en este asunto? Son muchas las preguntas que pueden hacerse.
Lo evidente. El elefante rosado que está ahí frente a la Federación y que sus dirigentes no ven, es que un técnico costarricense es la mejor vía para rescatar a una Tricolor que desde que Luis Fernando Suárez asumió es una caricatura.
Ya empezó mal este nuevo Comité Ejecutivo y con el nombramiento del técnico podrían salir con un domingo siete.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL