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Bayern y Sevilla

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, LUNES 24 DE AGOSTO, 2020-EL JORNAL). De Múnich a Sevilla: por este trayecto pasa hoy el principal fútbol europeo. Las victorias en la Champions y en la Europa League dejan un mensaje claro: por encima de las individualidades están los equipos.

Siempre ha sido así, solo que en la era del marketing, se creó la idea falsa de que las individualidades, es decir, los Neymar, los Mbappé, los Messi, los Cristiano, ganan campeonatos solos. No es cierto. Esa era le perteneció a los Pelé, a los Maradona, a los Bekembauer, a los Di Stéfano, a los Cruyff, cuando aún la preparación física no desempeña un rol relevante en la constitución de un equipo.

Por eso las victoras del Bayern Múnich, de la mano de Hans-Dieter Flick, y del Sevilla, comandado por Julen Lopetegui, muestran que el camino es privilegiar la colectividad por encima de los nombres. Y vaya si lo han conseguido los alemanes, con un equipo que se convirtió en una máquina de hacer goles: lograron 43 en 11 encuentros, para un promedio de 3, 9 por partido.

En el caso del Sevilla, Lopetegui hizo que 11 nuevos jugadores, más los que estaban en la temporada anterior, hablaran el mismo lenguaje en la cancha y así se coronaron ante el Inter de Milán, más poderoso económicamente y con mejores jugadores, pero no con un mejor equipo desde el punto de vista del funcionamiento grupal.

Los triunfos de Bayern y Sevilla deben hacer reflexionar a los dirigente, dado que por más dinero que haya, este al final no resulta determinante, si antes no se ha creado esa conciencia de que las estrellas, por sí solas, no ganan torneos, ya esos tiempos, insisto, pertenecen al pasado.

El PSG ha invertido en 9 años 1300 millones de euros y todavía no consigue su ansiada Champinos. Conclusión: no es un asunto de dinero. Es más un tema de ADN, de tener ese anhelo de ganar en las venas. Tan solo era cuestión de ver la forma en cómo encaraban cada jugada los futbolistas del Bayern: había furia y convicción en su mirada.

 Y en el caso del Sevilla pudo suplir muchas deficiencias gracias al trabajo complementario de cada uno de sus integrantes.

Los dos campeones dejan el listón muy alto, pero sobre todo invitan a una concienzuda reflexión: ¿basta con las estrellas y el dinero para triunfar en el más alto nivel?

 

 

*El autor es periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.

 

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