(MARTES 12 DE DICIEMBRE-EL JORNAL). En poco tiempo, el actual Comité Ejecutivo de la Federación Costarricense de Fútbol ya ha cometido dos errores de grueso calibre: el primero fue la contratación de Horacio Elizondo como el súper presidente de la Comisión de Arbitraje y el segundo el permitir que el entrenador Gustavo Alfaro dirigiera los juegos ante Panamá. Son dos yerros enormes en tan poco tiempo.
En relación con el primero, ya dijimos en esta columna que no se puede construir una casa por el tejado. Es desde el punto de vista de la ingeniería y de la arquitectura imposible. En esta caso fue Elizondo el elegido, pero cualquier otro se hubiera encontrado con los muchos obstáculos que hay: árbitros amateurs porque tienen que hacer una segunda labor para sobrevivir, pocos instructores, se habla de dos, sueldos que no les alcanzan para pagar un seguro de riesgos adecuado, y falta de un respaldo patronal.
Lo del arbitraje es un asunto muy serio, que se ha tratado durante más de tres décadas de una manera banal, con la propia complicidad de los réferis, que desde hace mucho debieron exigir mejores condiciones.
Lo de Elizondo es la punta de iceberg porque lo grueso se teje bajo el agua. Y si no se corrige se seguirá arrastrando hasta llegar a una situación límite. Y estaba claro que una persona, ni siendo un súper presidente, como nos lo quisieron vender, tenía las herramientas para darle vuelta a un problema crónico.
Osael Maroto y compañía creyeron descubrir el agua tibia y la penicilina, y así no funciona el negocio del fútbol. Incluso querían maquillar los problemas arbitrales anunciando la llegada del VAR, que será otro dolor de cabeza.
Solo basta seguir las polémicas en Inglaterra, Alemania y España, para citar solo a tres de las cinco grandes ligas de Europa, donde el VAR es un completo desastre.
Es tan desastre, que los suecos, que siempre van un paso adelante del mundo, decidieron eliminarlo. Sí, eliminaron el VAR por insulso y porque lejos de aportar, le quitaba brillo al fútbol de su país. Y en Costa Rica, nos quieren vender dos veces la moto.
Si los federativos, de verdad quieren una mejoría en el fútbol, deben empezar por las bases y ello es urgente y determinanteen el maltrecho arbitraje nacional, en el que ni Supermán saldría airoso.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
