(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 01 DE JUNIO DE 2020-EL JORNAL). Fue un lejano 12 de enero de 1941, cuando Cartaginés de la mano del coloso José Rafael Fello Meza ganó su tercer y hasta ahora último título, y desde entonces surgió la leyenda negra de la maldición, que ha ocupado todo el imaginario de los brumosos, quienes han visto cómo cada año las ilusiones se hacían trizas ante los obstáculos más inverosímiles: un gol de una media, un gol anulado por una falta que solo vieron los ojos del árbitro Víctor Rodríguez, porque desde Cartago hasta la China todo el mundo vio gol legítimo, o el surgimiento de un penal que sucedió tres metros fuera del área, o cómo el equipo blanquiazul perdió una ventaja de 3 a 1, y terminó hundido en los penales en 2013.
No hay, por lo tanto, afición más fiel, más sufrida y más soñadora que la del Cartaginés, que con poco echa a andar las campanas al vuelo, con la esperanza de que este año sí se romperá el eterno hechizo que los ha apartado de la gloria en tantos y tantos momentos de la historia del fútbol costarricense.
Por esos tropiezos de apenas 80 años, algunos aseguran que el Cartaginés es un equipo pequeño y que solo ha sido comparsa en los distintos torneos nacionales.
Ahora, en un campeonato que ha vuelto con un suspenso no idóneo para quienes arrastran algún mal cardiaco solapado y después de jugar un pésimo partido ante Alajuelense en el Fello Meza, el equipo, dirigido por Hernánd Medford, quien siempre tiene la razón, llueva o truene, ha vuelto a despertar las esperanzas en esa noble afición que sueña que en el año del coronavirus los titulares evoquen esa hazaña tantas veces postergada.
En un mundo como el actual, donde todo está patas arriba, como decía el escritor Eduardo Galeano, autor del Fútbol a sol y sombra, se abre la posibilidad de que Cartaginés retorne a las fases finales, a las que no acude desde hace diez años, y opte así por el ansiado cetro, antes, claro está, alguien deberá llevarle flores a La Negrita, por aquello de que la maldición que planea en el cielo blanquiazul y en el inconsciente colectivo de la afición, dé un respiro a tantas décadas de infortunio y se haga el milagro de que por las calles de la Vieja Metrópoli desfilen los jugadores triunfantes, como lo hicieron hace 80 años Napoleón Aguilar, Manuel Cantillo Enrique Madriz, Carlos Chinchilla, Humberto, Jorge Calvo, Carlos Robles, José Marín, Rafael Fello Meza, Hernán Cabalceta y Rodolfo Arnáez, los últimos grandes héroes del Cartaginés.