(LUNES 11 DE MARZO-2024-EL JORNAL). Como en un viejo bolero incrustado en la sabiduría popular, aquella melodía que dice que el dinero no lo es todo, le cae como anillo al dedo a Alajuelense, hoy hundido en una crisis por falta de miras de su dirigencia.
Hoy, la Liga goza de una gran estabilidad económica, gracias a muchos factores, entre ellos la presencia de Joseph Joseph como presidente, pero carece de objetivos claros y clarividencia a la hora de hacer las contrataciones.
En Alajuelense contratan jugadores por nombre, no por necesidades, y aquí radica el mal mayor de este club, que viene de recibir siete goles en dos partidos contra equipos frente a los que tiene que demostrar su superiodidad.
Ni el New Englan Revolution ni Guanacasteca son mejores que los manudos, pero con un equipo en el que no están claros los roles, es natural que sus rivales se crezcan y los lleven incluso a la humillación.
La camiseta rojinegra hoy es una bandera pisoteada por la propia institución y los grandes responsables son los directivos, que no han sabido asesorarse y rodearse de los mejores.
El proyecto de la Liga tiene dinero, que en otra circunstancia sería lo más importante, pero no tiene identidad, anchura de miras, claridad de objetivos, y entonces los liguistas van por la vida extraviados, buscando la llave del éxito donde no la encontrarán.
En Alajuelense, para empezar, no solo contratan mal, sino que no hay responsabilidades definidas, y en una institución en la que no hay claridad en ese sentido, se va por la vida dando vueltas sin tener una meta que alcanzar.
La Liga necesita un golpe de timón, el cual debe partir de la dirigencia y bajar hasta los jugadores, quienes parecen pasar de largo de esta crisis en la que ya, incluso, llueven huevos, como pasó ayer en Guanacaste con una afición que se siente lastimada y traicionada por su propia divisa.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
