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Agustín Lleida se equivoca

(SAN JOSÉ, COSTA RICA 23 DE JULIO, 2020-EL JORNAL). En la comparecencia ante la prensa el miércoles 22 de julio, el gerente alajuelense Agustín Lleida revivió el viejo caso de Adonis Pineda y para sorpresa adujo que su falta de continuidad en el equipo se debió a la prensa y al entorno.

Incluso Lleida, que hereda un enorme bagaje de metáforas españolas, no en vano el más grande escritor de todos los tiempos se llama Miguel de Cervantes, creador del inigualable Don Quijote, se equivoca en la alusión al decir que «la prensa y el entorno le cortaron las manos a Pineda”.

Nada mal le vendría al avezado gerente un tallercito de literatura, para que sepa que las palabras son más peligrosas que los cuchillos y que ellas solas sangran cuando se les trata tan mal como es su caso en la analogía descrita.

Sin embargo, más allá de la forma, lo que interesa aquí es el fondo y en este yerra todavía más el gerente manudo. Pineda no jugó el Clausura anterior porque la Liga perdió la fe en su novel portero.

No he visto que ningún periodista o medio haya impedido de manera tangencial el que se hubiese alineado al arquero. Alajuelense fue permeable y cobarde a la hora de marginarlo. Le dieron pasto al circo en vez de protegerlo y proyectarlo.

La responsabilidad pasa mucho por su despacho, porque si bien Lleida no dirige, sus decisiones son altamente influyentes en todo lo deportivo.

Así que venir a soltar esa frase, insisto, poco estética, manida, pobre e insulsa es un acto ligero y extemporáneo por parte de Lleida.

Hay una anécdota que bien vale contar y que pueden confirmar en los registros del campeonato nacional. Cartaginés visitaba a Saprissa en su estadio, el portero blanquiazul, era el joven Maxi Green. Ese día no había tenido una buena mañana y le habían hecho dos goles fáciles en el primer tiempo. Incluso desde la grada se notaba el nerviosismo del portero. A la distancia daba la impresión de que cada vez que tenía que ir por un balón, Green temblaba.

Todos los que estábamos en el estadio estamos seguros de que en el entretiempo el entrenador Juan José Gámez, la hormiguita manuda, lo iba a cambiar.

La sorpresa fue que Green continuó en el partido, que al fin perdió Cartaginés. Cuando la prensa le preguntó a Gámez de  por qué lo mantuvo, la respuesta fue para esculpirla en bronce: prefiero perder a un partido que perder al hombre, al ser humano. Tenía que darle confianza y eso fue lo que hice.

No estaría mal que en Alajuelense consulten, de vez en cuando, la historia. De esa forma se darían cuenta de que fue su dirigencia la que maniató a Adonis Pineda y una vez indefenso, lo envió al ostracismo.

 

*Periodista y escritor. Comentarista de Fútbol. Premio Nacional de Periodismo.

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