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Acosta despide a Miguel Salguero entre cánticos y aplausos

El funeral de Miguel Sal, guero se ofició hoy en la iglesia de Acosta (FOTO EL JORNAL).

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 24 DE MARZO, 2018-EL JORNAL). Entre cánticos y aplausos Acosta despidió hoy a Miguel Salguero, fallecido el 21 de marzo, en una ceremonia que se realizó en la Iglesia de San Ignacio y que culminó en el cementerio de Guaitil, donde el periodista y escritor había nacido hacía  84 años.

Sus hijos, nietos, su esposa, María Mayela Padilla, la “banda” de sus cómplices en producciones televisivas como Baldomero, El Brujo y Antolín, entre otros, estuvieron presentes en la misa oficiada por el padre José Enrique Rivero, cura párroco de Acosta.

A pesar de que Salguero fue un pionero indiscutible en dar a conocer la cultura popular como nadie en Costa Rica, brillaron por su ausencia representantes del gobierno central, del Colegio de Periodistas, de la Asamblea Legislativa y del Ministerio de Cultura.

Hace año y medio, explicó María Mayela, Salguero visitó Guatil para arreglar su funeral.

“Aquí en la capilla se acostó un rato ese día y me dijo, Mayela, aquí es donde yo voy a descansar”.

Para que no quedara duda del reportero que fue a lo largo de su vida, la ruta entre San Ignacio de Acosta y Guatil tiene pasadas de solo lastre, con caminos llenos de polvo, lo que hizo decir a María Mayela: “venía pensando en la carroza fúnebre que Miguel hasta en su despedida nos trajo por los caminos que a él le gustaban. ¡Qué cabrón!”

En la despedida el escritor nacional y Premio Magón 2017, José León Sánchez contó algunas de las aventuras que vivió con Salguero, como un viaje que hicieron a Cuba, en el que como él no tenía fotografías para ilustrar sus notas, su amigo le regaló como 60.

“Debió ganar el Premio Magón. Se lo merecía de sobra”, expresó José León, quien al final no pudo terminar sus frases y tuvo que bajarse de la tribuna, afectado por la partida de su gran amigo.

María Mayela no dijo ni una palabra, porque prefirió cantarle unos fragmentos de “Noche lenta”, una canción suya y que en su momento el grupo Gaviota le puso música y la grabó.

Jorge, uno de sus hijos, contó la experiencia de trabajar con su padre en las producciones de programas televisivos y de verlo armar Gentes y Paisajes, su revista, de ediciones algunas veces de 64 páginas.

Barby, una de sus hijas, manifestó el amor que Salguero inculcó en sus hijos, a pesar de que eran de madres diferentes y la preocupación que el periodista expresaba por la basura que la gente tiraba a las calles.

Salguero fue periodista en el diario La Nación, donde adoptó ese apellido tras verlo en una enciclopedia de un escritor argentino, porque sus apellidos en realidad eran Zúñiga Díaz.

Fue el combatiente más joven de la Revolución del 48, dado que con 14 años estuvo en San Isidro de El General y en el asedio que duró 36 horas.

Además de reportero, por el que ganó el Premio Joaquín García Monge de Cultura, fue productor de cine, de televisión, pulpero, vendedor de electrodomésticos, tuvo una fábrica de jabones y diputado en el período 94-98, en el que estuvo dos años en la Asamblea, y luego se postuló como candidato a la presidencia de la República.

“A mí lo me interesaba era que si iba por un camino y me topaba con un trillo, era meterme en ese trillo, porque tenía la intuición de que ahí me iba a encontrar con gente y cosas interesantes”, dijo en una entrevista en 2005 con el periódico EL JORNAL.

En el funeral, el alcalde de Acosta, Norman Hidalgo, leyó una breve reseña de Salguero, y el excombatiene Norman Aguilar dijo presente en nombre de todos sus compañeros y le dijo: “Miguel, no te preocupés, que ahorita yo te alcanzo”.

Heriberto Valverde, expresidente del Colegio de Periodistas y amigo personal de Salguero, resaltó las virtudes de Miguel como reportero.

Los Guacaleros, un grupo local de Acosta, reconocido en la zona por su música folclórica, le cantaron un par de emotivas canciones.

GUAITIL ORGULLOSO

La comunicad de Guaitil recibió el féretro de Salguero entre aplausos y poemas. Ya en el cementerio le rindieron los homenajes de rigor y resaltaron el orgullo de que “Miguel, habiendo podido escoger cualquier cementerio de Costa Rica, hubiese elegido ser sepultado a 150 metros de donde el mundo lo vio nacer un 1 de julio de 1933”.

Entre vítores e incluso plegarias, como la realizada por Dora Calderón, llegó el momento de que ubicaran el ataúd en la bóveda elegida.

A pesar de la enorme ecuanimidad mostrada por sus hijos y nietos, en ese instante se escucharon los llantos por ese abuelo y por ese padre que tanto querían. No obstante, pronto, muy pronto, el Brujo Castro rompió a cantar “Cielito lindo”, “Luna liberiana”, y alguien en medio de la emoción tarareó una pieza escrita por Salguero. A esta altura de la ceremonia, ya los hijos se habían unido a cantar con los amigos, y remataron con “Caña dulce pa’ moler”.

Recogiendo ese espíritu alegre, aventurero, de amor a la patria, los hijos, familiares y amigos lo despidieron con cierto regocijo, sabedores que el escritor, el reportero, el padre, el emprendedor y el amante de Costa Rica, había cumplido con creces en su paso por esta tierra.

No obstante, al pie de la tumba, de espaldas a las imponentes montañas de Guaitil, estaba un hombre con su melena blanca, su guayabera inconfundible y en absoluto silencio. Tenía la mirada triste y sombría. Parecía no tener palabras para ese momento en que el amigo se iba para siempre. Ese hombre era José León Sánchez.

JORGE ZÚÑIGA SE REFIERE A SU PADRE MIGUEL SALGUERO

GALERÍA DE IMÁGENES DEL FUNERAL

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