(LUNES 19 DE JUNIO DE 2023-EL JORNAL). Quien vio la final de la Liga de Naciones de Concacaf entre Estados Unidos y Canadá podría concluir con facilidad que nuestra Selección está a años luz de ambas.
Y no es ni por asomo una exageración gratuita, es una realidad que se palpa en el ambiente. “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, decía Joan Manuel Serrat.
Hoy, ver a Estados Unidos desplegando ese fútbol dinámico, físico, clarísimo de cómo llegar a marco contrario y con prestancia para defenderse cuando Canadá le apretó, lo que da es notalgia, por saber que Costa Rica cada vez se aleja más de ello.
Si alguien poco dado al balompié soltara, de repente, en una conversación que el fútbol de Costa Rica es un barco a la deriva, habría que decirle que se queda corto. Que hemos vuelto a los tiempos del ostracismo. Que mientras el fútbol de las selecciones como Canadá y Estados Unidos van a mil por hora, nosotros acabamos de aparcar las carretas a la vera del camino.
Es una desolación total constatar, en nuestra Concacaf, que ya los estadounidenses y los canadienses nos dejaron más que rezagados. Y todo por hacer las cosas bien.
Y mientras tanto, la Federación Costarricense de Fútbol mantiene en sus filas a un Luis Fernando Suárez, quien no ha demostrado nada en dos años y seguimos con una Selección que, en mi caso, la veo por rigor profesional, pues de lo contrario prefiero leer a Isaac Asimov, mi último descubrimiento, y de su obra me faltan apenas 499 libros por escudriñar.
El fútbol de hoy, si no se acompaña con una preparación ya científica en aspectos como alimentación, formas de entrenar, de recuperar y con una excelente capacidad física en el campo, se vuelve imposible competir.
En fin, estamos a años luz ya de Canadá y Estados Unidos y no es ninguna metáfora: es una triste y demoledora realidad.