ENTRE PARÉNTESIS
(SAN JOSÉ, 08 DE MAYO, 2014-EL JORNAL). El Real Madrid, que venía de aplastar en un marcador global de 5 a 0 al actual campeón de Europa, el Bayern Múnich, enseña de nuevo que en el fútbol, la política y el amor, dos más dos nunca son cuatro.
Esa suma, que en matemáticas es exacta, en la vida deriva en un sinfín de posibilidades, de sorpresas y de resurrecciones.
Empató a dos el Real Madrid con el Valencia, el domingo anterior, y de forma agónica, ayer lo hizo a uno con el Valladolid, un equipo al que le llegan los alisios de la Segunda División y no se sabe si escapará al descenso.
Carlo Ancelotti, que, como diría Antonio Machado, es, en el buen sentido de la palabra, un hombre bueno, había olvidado que las sumas en el fútbol son diferentes a las de las matemáticas frías y precisas, y pensó que con un equipo soñando con la final de la Champions, el 24 de mayo en Lisboa, podía ganar la Liga.
Y al empatar contra ese gris Valladolid, le da alas al Barcelona y le sirve en bandeja una salida honrosa a Gerardo El Tata Martino, cuyas maletas probablemente ya fueron enviadas a Rosario.
Las vueltas que da la vida, dice una canción romántica, y podría ser que el factor clave para que el Barcelona salve la temporada sea justamente el Real Madrid.
Todo depende, claro está, del destino que le otorguen las matemáticas al sorprendente Atlético de Madrid, de Diego El Cholo Simeone, el hombre que fue capaz de convertir un lema desgastado, trillado y archivado, en un eslogan de campaña exitoso, al punto que tiene a su equipo, gracias al partido a partido, a un paso de obtener la Liga.
La lección del Madrid da, al menos, para un curso de un semestre. Y para que los alumnos sepan, con antelación, que en el fútbol, la política y el amor: dos y dos, nunca son cuatro.
*El autor es director de EL JORNAL y Máster en Literatura.