PALESTRA
Todo comenzó a principio de mil ochocientos noventa y siete cuando esta humilde comunidad enclavada en el Pacífico Central costarricense quemaba todo a su camino en procura de oro y la vieja ilusión de enterrar la miseria y la pobreza de sus vidas.
Ya como caserío de La Risotada su gente tiene a su haber una de las primeras escuelitas del país para niñas, donde inculcaron la risa como parte de todo derecho educativo. A los niños los enseñan a reírse primero y luego los mandan a marchar el 15 de setiembre.
Así que la tradición se mantiene al día de hoy .La vez pasada que visité al poeta Juan de Erardí , un viejo idealista y diría que hasta un poco con alma de niño, comprobé este raro modelo de vida que llevan todos sus pobladores..Desde el cura hasta el médico del lugar no paran de reírse.
Un radioperiódico en su edición de mediodía informaba que ahora sí ” la platina sobre el río Virilla dejará de dar problemas” y en todo el vecindario la gente se agarraba el estómago, como sí éste se les fuera a caer, sin parar de reírse.
Seguidamente una noticia sobre la abolición del ejército costarricense un soleado mes de diciembre de 1949 provocó que hasta un médico del EBAIS no soltara su barriga por las carcajadas que soltaban en mi propia cara.
Por cierto me contó uno de estos galenos que los principales males que afronta esta población son los dolores de panza y la peritonitis, a causa, según él, de las risotadas en que viven desde niños.
Como pronto la Caja acabará con las filas y las listas de espera, me dijo, estos problemas pronto llegarán a su fin. De inmediato como quince pacientes que hacían cola soltaron la risotada que se oyó a media cuadra.
Confieso que en principio cuesta adaptarse a una región de ensueño como ésta. Gente extrovertida, clima maravilloso y cielo azul azul Es un poema, diría Charles Chaplin.. ¡ Gracias amigos de La Risotada¡.
Periodista, abogado y notario UCR