(MIÉRCOLES 08 DE ENERO, 2025-EL JORNAL). Costa Rica ha escogido a Miguel Piojo Herrera como su nuevo seleccionador. No hay duda de que es un técnico con una respetable trayectoria, campeón con América y quien dirigió a México en Brasil 2014, pero hoy es un entrenador en horas bajas.
Con Xolos de Tijuana, su más reciente club en México, dirigió 43 partidos, ganó 9, empató 12 y perdió 22, su equipo anotó 57 goles y recibió 78. Producto de ese rendimiento –del 30 por ciento–, en mayo pasado fue despedido.
De modo que a Costa Rica viene un entrenador que busca un segundo aire en su carrera y ese no es ningún pecado, pero la pregunta es si en ese contexto, no hubiera sido mejor darle la Selección a Paulo César Wanchope o a Justin Campos.
Por trayectoria, Herrera saca ventaja, pero en el presente, no hace muchas diferencias y siempre es bueno tener un técnico de la casa. Me gustaría poder ver el rostro del Piojo Herrera cuando observe algunos de nuestros estadios y sus gramillas.
México, más allá del caos institucional en su federación, es una realidad muy distinta a la costarricense desde el punto de vista de la infraestructura, y este no es un asunto menor cuando de un seleccionador se trata.
Lo que más llama la atención de la terna final, fue que llegaron tres mexicanos,dado que aparte de Herrera figuraban Ignacio Nacho Ambriz, que era el favorito de la dirigencia costarricense, y Jaime Lozano. Ambos sin la experiencia necesaria para digirir a un plantel mundialista como Costa Rica.
No digo que la Federación, con Ignacio Hierro, su nuevo director de Selecciones Nacionales, dio palos de ciego, pero sí es cierto que miró solo hacia su país y ese es un vacío que ha de considerarse en el análisis.
Con el Piojo Herrera llega un técnico con carácter, con experiencia, y un discípulo del lavolpismo, que en México es una corriente fuerte.
