(MARTES 24 DE DICIEMBRE, 2024-EL JORNAL). Escucho abundantes voces en Alajuelense que dicen que si tienen que dejar la vida el próximo viernes en el Morera Soto, lo harán. Esa afirmación deja entrever como si los futbolistas hubiesen andado de vacaciones y todos sabemos que no es así.
La ofuscación ha llevado a jugadores y dirigencia a esta postura errónea.
Contaba el gran Osvaldo Soriano, autor de libros memorables, entre ellos Artistas, locos y criminales, que es una recopilación de sus mejores artículos y reportajes, que cuando lo contrataron en La Opinión de Buenos Aires, sus primeros seis meses su jefe le dijo que se dedicara a pensar y este autor, amante de los gatos, el tabaco y el ocio, se empleó a fondo en la solicitud de su superior.
La Liga, más que entrega, lo que necesita es emular a Soriano: pensar, actuar, pensar. El fútbol no solo se gana con entrega. Esta es, a todas luces, insuficiente, lo que puede hacer la diferencia es un pase entre líneas, una jugada que no esté en el guion, una genialidad en el momento menos esperado. La entrega se da por descontada y es para leñadores.
Ángel Cappa, en La intimidad del fútbol, narra la historia en la que Menotti va un lunes a comprar los periódicos al kiosko de siempre, en Rosario, y al toparse con el administrador, un amigo de siempre, un tanto distante, el Flaco le recriminó ese comportamiento.
Y al preguntarle, ¿acaso no jugué bien?, tras un partido en La Bombonera, el amigo rosarino le respondió: “Andáaaaa… ahora vos también te tiras a los pies…”
No es suficiente con «dar la vida», por encima de la entrega, ha de haber cabeza, inteligencia, pensamiento, sensibilidad y, sobre todo, ideas.
Si Alajuelense se pierde en las enredaderas de la entrega ni siquiera inmutará a un Herediano, que ha tenido la virtud de ser camaleónico y que sabrá responder a ese dejar la vida, que más que oportuno, suena vano e improcedente.
Si los rojinegros, en cambio, eligen la ruta que los llevó a ganar la primera fase, pelota al piso, ideas precisas, desborde y calidad, veremos un cierre de campeonato fabuloso, más allá de cuál equipo se quede con la Copa.
