(LUNES 16 DE DICIEMBRE, 2024-EL JORNAL). Un equipo, incluso el Saprissa, puede salir a defenderse, pero lo que no puede hacer es olvidarse de que es imposible sostener un marcador si no se tiene un mínimo plan para ir al ataque.
Extrañamente, Saprissa partió de la idea de que era suficiente con defenderse y eso hizo que Herediano, que sí intentó proponer más fútbol, le sacara una ventaja que a todas luces deja a los morados en el alambre.
Un equipo como los tibaseños, con Mariano Torres en el campo, no pueden solo al patadón. Balón que llegaba a la zaga, de inmediato lo repelían con lanzamiento hacia adelante, sin ningún sentido, sin ninguna posibilidad de que Javon East pudiera disputar esas pelotas.
Mal planteamiento. Malos cálculos. Resultado desastroso, que deja a los rojiamarillos, con mérito, a las puertas de la gran final contra Alajuelense.
Un entrenador experimentado, como José Giacone, y avezado en defenderse, no puede dar tantas facilidades, sobre todo, insisto, en que no hay equipo en el mundo que pueda sostener un marcador si no tiene un equilibrio mínimo entre defensa y ataque.
Los pecados, por ende, de Saprissa fueron capitales: temor a jugar con el balón y no hay manera de hacer fútbol sin él, resguardado atrás y reventando pelotas sin ton ni son. Saprissa se comportó como un equipo mediocre y el castigo fue grande. Herediano, por su lado, sin tener excesiva claridad sí intentó poner la pelota al piso, sobre todo con Elías Aguilar, y eso le bastó para sacar una ventaja casi definitiva.
Un equipo que es tetracampeón no puede salir a hacer el fútbol tan pobre, tan sin ideas y tan conservador como el que hizo Saprissa.
Veremos si lo emocional de La Cueva es suficiente para que iguale la serie, que está prácticamente finiquitada.
Saprissa traicionó su fútbol histórico y lo pagó muy caro.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL