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Los manudos no aprenden

Lic. Rafael Ugalde. *

In memoriam del amigo Iván Mraz

(JUEVES 30 DE MAYO, 2024, EL JORNAL). Corría el final de los años setenta y se venía encima la década de los ochenta, cuando el Semanario Universidad tuvo la bella ocurrencia de entrevistar a un personaje que se dice es entrenador certificado de fútbol de la Unión Soviética y  que viene para Alajuela.

El primer paso fue correr hasta el recordado y querido colega, corresponsal de la agencia Tass, de la antigua URSS, Enrique Mora, para que me averiguara quién era el fulano, de dónde llega, qué ha hecho en el balompié de su país, etc.

Era el tiempo cuando el periodista, enamorado de este apostolado, no realizaba ninguna entrevista sin dominar antecedentes de la “victima”, aunque el ”jefe” se enojara porque llegaba el cierre de edición. Improvisar una entrevista era de ignorantes.

Y si querías el reproche generalizado de los profesores de la antigua escuela de comunicación, preséntese a la entrevista sin una hipótesis de trabajo para comprobar o desechar algo novedoso, mediante el “arte-ciencia” de saber preguntar  y conducir al entrevistado al campo escogido por el comunicador y no por su interlocutor.

Se trataba de un periodista de la agencia de noticias de la antigua Chescolovaquia,  exdelantero del Slovan Bratislava,del Dukla y Sparta de Praga, cabeceador empedernido, una especie de tractor Caterpilar en el área rival por su  fuerza y una visión estoica que Zéneca lo envidiaría, me dejó escrito Mora en un papel que años después me confesó era parte de la bolsa donde le echaron un bollo de pan baguette.

El físico de Mraz era de basquetbolista y por eso imponía respeto, con solo una mirada, para luego fijarla de forma penetrante, avisaba que había que pellizcarse porque estábamos frente a una persona con otra visión de mundo capaz de decirte de frente y en forma normal: “No pierdo más el tiempo. Perdone”. En la UCR, donde coseché una amistad como pocas, dos veces dijo  a unos interlocutores que no le interesaba conversar con ellos.

A dónde llevó a Alajuelense es ya historia. No había figuras sagradas en el equipo, férrea disciplina adentro y afuera de la cancha, condiciones materiales a los jugadores, salario como correspondía a la planilla, nada de “ayuda” a los integrantes del equipo para pagar el pasaje de bus, un lugar de transmisión cómodo para los colegas, mejoras en la cancha y atención especial  a los defectos técnicos de sus futbolistas, entre otros.

Presencié una vez cómo un conocido lateral de la época, de excelente biotipo (ya él hablaba de la importancia del físico en el fútbol), lo puso durante 30 minutos, después del entrenamiento, la centrar el balón desde el corner hasta que la bola cayera en el área entre el punto de penal y el portero, dentro de un círculo hecho con cal.

Mraz profesionalizó el viejo fútbol de aldea, fortalecido a veces con figuras salida de los bananales de Limón y Golfito, pero no logró romper con el “provincialismo” mental de Alajuela.

No hay que negar que  Liga Deportiva Alajuelense (LDA) trata de corresponder a su afición con un balompié suramericanizado primero, y últimamente   un poco   mexicanizado, producto de la oleada  de técnicos aztecas, muy agradable a la vista, pero demasiado previsible,  porque en la mayoría de casos carece un poco del material humano para ese juego.

Tiene pocas sorpresas, la creatividad que exige este tipo de fútbol, a diferencia del balompié europeo, especialista en pases de 20 ó 30 metros, contragolpes, etc..

Y no tiene un definidor de espalda al área como en el pasado hubo en nuestro fútbol,  tipo Odir Jacques, Evaristo Coronado, Errol Daniels, el “Cachorro” Ledezma, etc. Ellos hicieron historia y los entrenadores de ligas menores parecieran no tienen interés en formarlos.

Ahora ya no se trata de emboscar, en el mejor sentido de la palabra, al medio campo y defensas rivales, sino de otros horrores que vienen de ligas menores: defensas con deficiencias técnicas, como que es de perfil izquierdo y el despeje no pudo hacerlo porque el balón le llegó a derecha, saltos defectuosos, cabeceos pésimos, pérdida infantil de la marca, marcaje del rival amateur y mucho más.

El equipo  olvidó, además, que desde fuera del área también se anota, que no es aconsejable practicar remates de “bola muerta” durante el partido, (eso se hace después del entrenamiento ), un delantero definidor anota de espalda al marco rival y,  en el fútbol moderno, jugar con laterales exige de éstos bajen a defender cuando es necesario y atacar con inteligencia, olvidando el jueguito ese, de devolver hacia atrás la pelota, por falta de capacidad para enfrentar al rival.

En cuanto al contacto entre el club y la afición, algo deben aprender del equipo de comunicación del Saprissa: el día siguiente de conquistar la copa 40 ya sus jugadores magnificaban por la televisión su hazaña y trofeo bien ganado.

El área de la comunicación – el periodismo y las redes sociales no bastan- debe rendir cuenta en torno a los logros alcanzados como parte de un plan de medios pensado con ayuda de comunicólogos y psicólogos de masas para romper el provincialismo mental.

Solo así colocarán a la LDA, incluyendo a las leonas, más allá de entre el aeropuerto y el parque de la ciudad.

(A todo esto: ¿Ustedes saben en qué  canal y a qué hora transmiten los partidos de las leonas rojinegras?)

Periodista, abogado y notario por la U.C.R

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