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Hablemos de recolonización

PALESTRA

Rafael Ugalde Quirós*
Rafael Ugalde Quirós*

 

(SAN JOSÉ, COSTA RICA 30 DE ABRIL DE 2016-EL JORNAL).Mi paradigma, en cuanto a lo que llamo recolonización de América Latina, difiere bastante con algunos amigos que, ven solo en los proyectos de ajustes financieros, su forma de domesticarnos.

Nadie duda que las medidas fiscales de Mauricio Macri en Argentina, por ejemplo, afecten ya directamente a miles de argentinos que Cristina Fernández sacó de la miseria.

Ridículo es pensar que la concesión de Macri para que los dueños de los “Fondos Buitres” cobren los que les venga   gana no afectará, incluso, a la clase media argentina, engañada dulcemente con una propaganda electorera, al mejor estilo de un clásico entre Boca Junior y River Plate.

Es como pensar que al presidente de la Asamblea Nacional venezolana Henry Ramos Allup, cuando la CNN le abre sus micrófonos para pedir a la OEA “auxilio” para los “fachos” venezolanos, le importa un bledo el futuro de la República Bolivariana de Venezuela

Él conoce los capítulos que van del V al X de la Carta Magna del país suramericano, así como el artículo 299 que fundamenta la justicia social, la democracia, la eficiencia, la libre competencia, la protección del ambiente, la productividad y la solidaridad, como ejes del sistema económico, que es, precisamente, el que ellos están boicoteando.

No hay, por tanto, una colisión de poderes en Venezuela, sino dos visiones de mundo, una historia que avanza y otra que buscan retrocederla, en torno a la justicia, la solidaridad, la función de la economía etc. que pega de frente con los abanderados de la recolonización. Eso yo lo comprendo.

En Latinoamérica atomizan a muchos de nuestros dirigentes sindicales, líderes políticos bien intencionados e intelectuales y profesionales de nuestras sociedades para que legitimemos, por ejemplo, el golpe de estado judicial en Brasil, con el discurso de la anticorrupción

Al hegemonismo le interesa que nos ocupemos de las cosas que él mismo nos impone y no asimilemos del todo qué hay detrás de cada jugada.

La guerra contra el narcotráfico como está planteada nos obliga a no ver cómo se nos ha violentado nuestra autodeterminación; mientras Ronald Reagan y el general Oliver North, desde mediados de los ochenta, ya conocían el redondo negocio de la cocaína para financiar aventuras invasoras. ¿Lo recuerdan?.

Ponen a pelear a ambientalistas y ecologista por proyectos de leyes desdentados, que garantizan a sus multinacionales acaparar para siempre nuestras nacientes de agua potable.

Las cuatro principales farmacéuticas del mundo hegemónico hacen qué no veamos mal que ellas se roben los mejores secretos de nuestros bosques, sea

de la Amazonía, Centroamérica o el Caribe.

Controlando el agua y la salud; es decir, dueños de la vida y la muerte, solo queda decirnos qué comemos, qué sembramos y cómo lo hacemos.

Y las semillas transgénicas y las alteraciones genéticas de tallos y plantas no tienen otro fin que no sea el monopolio de la comida.

Cómo le decía a mis amigos: los efectos nefastos que dejarán estos asaltantes de caminos son para las futuras generaciones

Nosotros les habremos dejado rota una bandera de lucha, en cuanto a principios tan relevantes como la autodeterminación como pueblos, el amor al prójimo,  la paz y la libertad.

Esta domesticación del Imperio se nos quiere imponer confundiéndonos, viendo progreso donde solo hay esclavitud, viendo la guerra como opción de paz, egoísmo por solidaridad, etc., más allá de una posición ególatra que me hace ver el árbol y no el bosque.

*Periodista, abogado y notario UCR.

 

Venezuela
Venezuela es un país con grandes recursos naturales y un conflicto político abierto.
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