(LUNES 29 DE ABRIL-2024-EL JORNAL). En Liberia la UNAFUT dejó solo a Jonathan McDonald. En Puntarenas fue su propio equipo el que no lo respaldó.
Es muy impactante esa imagen de McDonald, rodilla al piso con el puño levantado en señal de protesta. Hubiera querido que el equipo sancarleño en pleno y el de los puntarenenses, lo hubiesen acompañado en tan importante protesta.
No pasó lamentablemente y se quedó solo en un asunto de suma relevancia: es inadmisible descalificar al otro por el color de su piel, por el credo que pregona o por los sueños que alberga que, por más difíciles que sean, quizá algún día tengan asideros en la realidad.
Y McDonald hizo bien en desmarcarse de la lucha contra el racismo de UNAFUT, porque esta se queda muerta en el papel y no se lleva a la práctica.
Espero que en futuros encuentros más jugadores y cada vez más y más empiecen a solidarizarse con el delantero norteño y esto se convierta en una verdadera lucha colectiva.
El racismo no puede tener cabida en ningún ámbito de la sociedad y mucho menos en el fútbol. Quienes opten por esta vía tienen que ser señalados, sancionados y bloqueados para siempre de los estadios. No pueden volver nunca más a un estadio.
Si abordamos esta problemática con seriedad, altura, recursos y compromiso, llegará el día en que nadie se atreverá a comportarse como un cavernícula.
La pelota está del lado de MCDonald. Ahora quiero ver una movilización en su apoyo, porque de esa manera se le cierran todos los portillos a esos que creen que mediante la ofensa y la descalificación se llega a alguna parte.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL