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Un país sin rumbo

ANÁLISIS

 

Rafael A Ugalde Quirós*

La percepción generalizada es que Costa Rica, país de poco más de cuatro millones de habitantes, ya tocó fondo y que urgen remedios para la retornar a la “gobernabilidad” dejada desde siglos atrás por próceres como Juan Rafael Mora, José María Castro Madriz, Braulio Carrillo, Ricardo Jiménez: una pléyade de hombres ilustres con estrategia y acción a la hora de ejercer el poder.

Las más recientes encuestas de opinión ( Diario Extra 8 set 2014) dan cuenta de que el 89.1% asegura que la gestión del gobernante Luis Guillermo Solís está equivocada; mientras que un 6,8% sostiene que avanza correctamente.

Para los costarricenses, vivir en el “país más feliz del mundo”, según versión mediática, no calma la preocupación por el desempleo, seguida por la situación económica, la corrupción, el costo de la vida y los problemas de seguridad ciudadana; esta última angustia de la gente a pesar de los altos presupuestos nacionales destinados a vigilancia, que en buen porcentaje está dirigido al combate del tráfico de drogas hacia Estados Unidos.

El diario citado- más los noticieros de televisión orientaron igual su información- indicó que la percepción sobre Solís desmejoró, pues en mayo pasado el 41,1% pensaba que su gestión era muy mala, mientras que en agosto se elevó a un 44,5%.

A manera de consuelo para el mandatario, cabe recordar que su antecesora, Laura Chinchilla (2010-2014), a sus tres años de gestión fue calificada como la peor gobernante de las últimas seis administraciones. Según el conservador diario La Nación (www.nacion.com/…/Chinchilla-saca-peor-ultimos-gobiernos_0_1352464780. html; 8 de julio 2013) solo nueve de cada 100 encuestados por la empresa Unimer creían que la administración Chinchilla era buena o muy buena.

QUÉ ENTENDEMOS POR PAÍS

Para entender qué nos quieren decir los medios de comunicación o los gestores de opinión cuando hablan que Costa Rica tocó fondo por la falta de gobernabilidad hay primero que indagar qué entendemos por “país”.

El ultraconservador periódico La Nación– ahora también en la cola Telenoticias y Noticias Repretel, con menos gracia, pero el mismo fin- ofrece todos los días una noción de “país”, desde que el actual gobierno tuvo la ocurrencia de amenazar con una reforma fiscal que buscara aminorar la enorme brecha social.

Palabras menos, palabras más, para estos tres medios, a los que se unió una larga lista de diputados y pseudos analistas locales, el “país” recuperaría su pujanza si el Ejecutivo costarricense eliminase a los trabajadores una serie de privilegios, que los hay en las altas jerarquías de la Administración Pública local, a fin de que cuente con más recursos para los distintos sectores privados, desde hace 30 años disfrutando de la victoria incuestionable por la “canonización” del libre mercado.

De este manera, los “ángeles” del “país” dejan la sensación de que un salario en la administración pública que permita reponer las calorías diaria necesarias del empleado, así como que alcance para comprar pañales u otros productos requeridos para la reproducción de sus genes, es más que suficiente, dada la crisis del déficit fiscal.

Posiblemente por la dinámica que impone el ejercicio directo del poder en su “país”, estos sectores olvidaron que gracias a que el desempleo se disparó a casi un 9%, el porcentaje más alto en todos sus gobiernos neoliberales, cuentan hoy con una reserva de mano de obra barata.

No se percatan que gracias a que, según ellos, si se imponía el neoliberalismo, la seguridad social sería más barata, eficaz y competitiva; hoy hay cientos de “ticos” que se mueren esperando salud.

La educación pública elemental es un hazmerreír; más de un millón de personas no tienen techo o sus casas están deterioradas; su “país” tiene las peores vías de Centroamérica y nadie puede negar el tráfico de influencias, bajo el alero de un empequeñecido Estado que ya casi nada controla, y ellos mismos disminuyeron para que el vaso se rebalsara y todos “seamos prósperos”.

La realidad es que las proyecciones de riqueza solo salieron para unos pocos que en nombre del “país” evidencian su crisis moral, política, ideológica y estratégica. El prócer Juan Rafael Mora gobernó con dos Constituciones Políticas, un grupo importante de sucias familias en su contra y en la adversidad forjó la identidad latinoamericanista en la frontera con Nicaragua desde 1856.

En Mora había integridad, estrategia y acción en el ejercicio del poder, el cual en un 99 por ciento, señores, su contenido es de índole moral.

Periodista, abogado y notario UCR.

Presidente Costa Rica
Al Presidente Luis Guillermo Solís le ha costado encontrar un rumbo para Costa Rica.
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