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Los milagros del sombrero oscuro

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 11 DE AGOSTO, 2016-EL JORNAL). Juran a pie juntillas que ese país existió más allá del Atlántico, dónde la magia se enreda con la realidad y el milagro con la hechicería. En todo caso, su existencia es irrebatible por la aparición de empolvados manuscritos encontrados últimamente en cuevas aledañas a un volcán a más de dos mil metros sobre el nivel del mar. Sus habitantes tenían fe ciega en un raro y oscuro sombrero para sortear adversidades cotidianas y promover, en general, a sus líderes, una casta especie de Emires modernos en economía y política

Cuentan que una vez, cuando sus vecinos del lado amenazaron con incendiar una amplia región del territorio donde estos labriegos se asentaban, recurrieron al famoso sombrero oscuro, que decían había pertenecido a un corredor profesional de caballos, pero producía verdaderos milagros, aún hoy inexplicados; solo superados por aquel en que el Océano se tragó a los egipcios que perseguían a los israelitas con sus chivos, ovejas, cabras y otros animales en busca de la tierra prometida.

En este caso el mar no se tragó a nadie. Luego de días de ayuno y cánticos estos emires de la pequeña nación – no pasaba de los cincuenta y dos mil kilómetros cuadrados- acudieron al sombrero dicho para pedir orientaciones por los fuertes vientos de guerra que asomaban en la zona y fue cuando se produjo el llamado milagro de la paloma blanca.

Dicen que antes de este acontecimiento se encapotó el cielo y segundos después, cuando nadie esperaba nada, saltó del interior del sombrero una paloma que, desde entonces, hasta que se le reventó el buche de tanta cochinadas ingeridas, fue el emblema de la paz dentro de estos amables pobladores.

Durante ocho años el animalito administró el país, tragándose todo aquello que se moviera, salvo los aviones y los barcos pesqueros. Ganó peso descomunal y ningún veterinario pudo salvarla. Pero aún así, la imagen de la paloma siguió rondando la justicia local, las oficinas administrativas y hasta el sentimiento de las damas adultas mayores que soñaban con tener una ave como ésta aunque fuera en el más allá.

Gracias a los manuscritos rescatados sabemos ahora que las andanzas de la paloma tuvieron secuelas muy serias, sobre todo, en quienes entonces eran adolescentes. Algunos jeroglíficos hallados dentro de estos documentos narran que el ave influyó tanto en el alma de la población que después de morir el ochenta por ciento de los adultos alguna vez hizo fila en los dispensarios de la seguridad social en busca de ansiolíticos, hasta que el sombrero oscuro volvió a ser consultado y respondió la súplica de su gente.

Fue cuando dotó a la población de un psiquiatra ya achacoso, pero especialista en el arte de la hipnosis.

Este hombre de pausado hablar, campechano y calidez en su rostro regordete, sacó de apuros a una población de cuatro millones de almas, elevándola definitivamente a la categoría de la gente más feliz del mundo.

Aunque las vacas flacas llegaron después que se retiró de la hipnosis, su pueblo siguió hipnotizado. Mucha de su población comía de día de por medio por falta de recursos, pero sostenían que abusar de la comida traía complicaciones con la diabetes y la gordura. Fue un país tan dichoso mentalmente que durante más de diez años tuvieron congelados los salarios.

Se presentaban sustanciosos incrementos de precios, pero las estadísticas oficiales los bajaban de inmediato y así conservaron la hipnosis y la categoría de “país más feliz del mundo”. Todo era una belleza hasta que alguien vendió el sombrero por treinta monedas.

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