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El valor de un entrenador

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 01 DE JUNIO, 2018-EL JORNAL). Eduardo Galeano, ese minucioso cronista de Las venas abiertas de América Latina, recordaba en el ya clásico Fútbol a sol y sombra que Albert Camus solía decir que todo lo que había aprendido de moral se lo debía al fútbol.

A 14 días de que empiece el Mundial de Rusia 20018 conviene detenerse en una figura clave del fútbol moderno: el entrenador. ¿Qué es un entrenador? Si alguien dijera que el entrenador es quien entiende muy bien el fútbol y que sabe mucho de técnica y táctica, tendríamos una respuesta incompleta.

El entrenador es, ante todo, un líder que ha de tener la capacidad para guiar a cada uno de sus jugadores y de entender su psicología: qué aspiraciones últimas tienen cada uno de esos hombres que ha de dirigir.

Si da con la tecla humana podrá manejar vestuarios tan complicados como el del Real Madrid o el del Barcelona, en los que los egos son tan grandes que, por ratos, aplastan y minimizan la estatura de técnicos como Zinedine Zidane o el propio Josep Guardiola.

En la capacidad de sacar lo mejor de cada uno de esos seres humanos está la clave de un gran entrenador, aunque nunca pueda exhibir títulos a granel.

Y el gran puente para que esos futbolistas salgan a la cancha a dejarse la vida está en la seguridad de que, pase lo que pase, tendrán el respaldo de su técnico. Y el gran ejemplo nos lo dejó la reciente final de Champions con el portero Loris Karius, que cometió dos errores garrafales y dieron al traste con la aspiración del Liverpool de quedarse con el certamen.

Cuando los periodistas le preguntaron a Jürgen Klopp por los horrores de su guardameta, respondió: “Gracias a él hemos ganado muchos partidos”.

El comportamiento ético de Klopp vale una Champions. El mensaje que envió al vestuario vale más que el más importante y significativo trofeo que pueda un equipo alcanzar. Su altura humana quedó maravillosamente retratada. Los jugadores del Liverpool estarán dispuestos, en cualquier momento y circunstancia, a batirse con sus adversarios porque saben que hay un entrenador que los respaldará completamente. Tenía razón Camus cuando decía que todo lo que había aprendido de moral se lo debía al fútbol.

*El autor es director de EL JORNAL y coautor de La Gran Hazaña

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