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El arbitraje entre acusaciones y errores

 (MARTES 15 DE DICIEMBRE, 2020-EL JORNAL). Después de los evidentes errores en los juegos entre Cartaginés y Alajuelense, con perjuicio para los brumosos, da la sensación de que el arbitraje está amedentrado por sus propios yerros.

El anuncio de que Pedro Navarro será el central en el primer partido de la final entre Herediano y Alajuelense deja la sensación de que el eco y los gritos de algunos crean incertidumbre en ese colectivo.

El arbitraje siempre será polémico, aunque cada segundo en el terrejo de juego está llamado a impartir justicia y equidad.

En Costa Rica, no obstante, hay un doble rasero: el arbitraje es y se le trata como aficionado. Es decir, no hay profesionales del arbitraje. No se puede vivir del arbitraje, para que quienes lo ejerzan puedan prepararse de la mejor manera.

Los equipos, todos, con mayor o menor grado, son profesionales, mientras que los árbitros siguen siendo aficionados que en sus ratos libres entrenan y van a pitar. No les parece que aquí hay una diferencia abismal entre lo que se requiere y pretende, y lo que dicta la realidad.

Más allá de los errores, los equipos deben dedicarse a lo suyo: a jugar. Cartaginés, por ejemplo se quedó en el camino, pero negar que en la globalidad Alajuelense fue mejor es hacer un análisis errado de cara al futuro.

Históricamente han sido muchos los yerros cometidos por el arbitraje costarricense y mundial. Incluso con el famoso VAR las confusiones y los equívocos están a la orden del día.

Jorge Valdano contaba que una de las cosas que más le impresionó cuando llegó al Real Madrid fue el hecho de que en el equipo se debía ganar siempre y el arbitraje era un tema tabú: no existía como reclamo.

Así debería ser: jugar, jugar, jugar. El juego es capaz de vencer incluso a las torpezas de los hombres de negro.

Ahora se pone el foco en Pedro Navarro, Octavo Jara y Rafael Andrade con el auxilio de Cristian Rodríguez como secretario. Si la Virgen de Los Ángeles no les acompaña, les caerán toneladas de lodo.

Si el fútbol costarricense quiere dar un paso al frente, debería ir hacia una profesionalización del arbitraje: lo demás es pura palabrería.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.

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