PALESTRA
Selección juega hoy contra Colombia, en una oportunidad para reivindicar su oscura participación en la Copa América Centenaria
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 11 DE JUNIO, 2016-EL JORNAL).Duele por el aficionado. Él siempre fiel a la causa del fútbol no falla. Sacrificando a veces la platilla del alquiler de casa, el pago del polaco o acudiendo al “tarjetazo” siempre está en primera fila, cuando se trata de la Tricolor.
Es el jugador doce fuera y dentro del estadio; por eso me parece injusto que sea irrespetado una y otra vez sin que, al calor de su humano éxtasis, reconozca cómo saquean su honra.
El reciente 0-4 frente a Estados Unidos en la centenaria Copa América no es circunstancial, ni cabe el argumento de que el arbitraje fue pésimo, como dijo el exréferi Ramón Luis Méndez.
Tampoco vengan a decirme La Nación, Teletica Deportes o Deportes Repretel que no todo estuvo mal en dicho encuentro.
El daño ocasionado a Costa Rica en esta Copa no se resuelve con un ¡“perdón” señor aficionado ¡, al estilo del “Machillo” Ramírez, o la promesa hueca de “vamos a mejorar” de Celso Borges. Cada partido jugado debe ser el mejor y punto.
La debacle viene desde hace rato. Dirigentes, periodistas, canales de televisión, etc., ocultan y disimulan que desde que, el emprendedor aquel, echó a Jorge Luis Pinto, siguiendo hasta entonces su incuestionable código de ética que no conocía el FBI, la selección nacional viene como bola de ping pong.
Los periodistas deportivos en lugar de capacitarse (hay libros usados sobre fútbol baratísimos aquí por el barrio chino) hacen historias de viejos partidos para entretener al público, como si los números jugaran y uno fuera idiota.
La realidad es otra. Nuestro fútbol en materia de selección mayor retrocedió por lo menos diez años, después del mundial de Brasil. Aquella línea defensiva admirada, incluso en Europa, es ahora una auténtica gelatina; una caricatura y hasta pintoreteada a la carrera.
La cintura del plantel juegue Tejeda, Azofeifa, Ruiz o póngale el nombre que usted quiera, realmente es un hazmerreír cuando no está enchufada, que es la mayoría de veces.
El juego insulso en la media cancha tan de moda acá en los ochenta produce que los rivales asedien la defensa nacional; como si fuera poco, la escasez de anotacioines de nuestra delantera refleja falta de “alimentación” de los volantes y, para colmo, nuestro balompié tiene déficit de goleadores.
Carecemos de delanteros que sepan cabecear, definan con ambas piernas, jueguen a los espacios que deje el contrario y no tengan el problema mayúsculo de recibir la pelota de espalda al marco rival.
Cuando nuestro delantero, principalmente, no recibe de frente la pelota, pasa trabajos para voltearse y definir. Es un problema que viene de ligas menores y no hay interés en solucionarlo.
No digo que nuestra selección estará fuera del Mundial de Rusia. Todo es posible. Afirmo que en ocasiones algunos de los seleccionados muestran serias deficiencias –posible saturación- y hacen lo que les viene en gana en cuanto a la disciplina táctica, que debe ser innegociable en cualquier aspecto de la vida.
Regresamos a aquellos viejos tiempos cuando importaba más lucirse con el balón, jugar para la gradería y la televisión, pues no concluimos la jugada inteligente en el marco rival y, por eso, íbamos a los certámenes como animadores, como comparsilla barata; no a competir de tú a tú con rivales que valieran la pena.
El bandido enemigo con que durmió Pinto parece que despertó.
Periodista, abogado y notario UCR.
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