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Messi quiere ser el Che

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, LUNES 31 DE AGOSTO, 2020-EL JORNAL). En tiempos de pandemia cualquier cosa puede suceder. El verde se torna azul y el azul negro. Nada de lo que la lógica conoce hasta ahora parecer ser válido. El último capítulo de este mundo patas arriba lo protagoniz Lío Messi y el culebrón del verano europeo se apresta a ver en tiempo real las más descomunales singularidades que en el mundo del Barcelona han sido.

Messi se ha declarado en rebeldía. No acudió a los entrenamientos. Al fin y al cabo él no es mortal. Que vayan a la práctica Piqué, Suárez, Alba, Griezmann y Ter Stegen, pero el diez no puede rebajarse a jugar con un equipo que perdió 8 a 2 ante el Bayern Múnich, ese club que gana en Alemania porque no tiene oponentes.

Y sin saberlo Messi hace del Che Guevara, su compatriota y se declara en rebeldía. El Che quería cambiar el mundo. Messi quiere cambiar su mundo. No son solo matices, pero a como está este orbe y el coronavirus los matices tampoco importan, porque todo puede ser procesión y carnaval, claridad y oscuridad. Es el tiempo de los opuestos. Y los opuestos se atraen, reza un viejo lema.

Lo que vive el Barcelona es una película de horror y el fútbol es testigo de lo impensable. El chico humilde, que llegó a Cataluña en busca de la vacuna, como nos pasa a todos hoy en día, que estamos en espera de la vacuna milagrosa, que no solo nos salve del enigmático coronavirus, sino también del desencanto, del desamor, de las sílabas de más que se envían, por ejemplo, en un burofax, sustantivo que apela a la modernidad tecnológica que cuyo nombre, así en seco, evoca a la edad de piedra, a la edad de los dinosaurios, cuando aún el homo sapiens, ni se advertía en el horizonte.

Tiempos convulsos viven los seguidores de Lío Messi, que parecen que van camino a ser secta y tanto que hablaban de Maradona, de su droga, de sus dosis de autoestima y de la iglesia de ese dios bajito tan imprevisible e inclasificable.

Ahora resulta que la secta de Messi reclama su libertad. Le ha dado tanto al equipo azulgrana que se merece su libertad. Poco les falta para ir en procesión a la tumba de Mandela a pedirle un milagro al que fuera el gran líde sudafricano

Sí, todo es caos, dinero, corazón, convulsión: los parámetros de ayer no sirven para medir la realidad de hoy. Y tanto es así, que Lío Messi, o Leo Messi, o Leonel Messi, o Lio Messi, vaya uno a Saber Sancho, que nombres predominan hoy en día por los caminos de Montiel o del Toboso, el millonario Messi, quiere ser el Che y salir por los senderos perdidos del mundo a pelear por la justicia que lo lleve director a Manchester.

 

*El autor es periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.

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