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En el fútbol no todo vale para ganar

(MIÉRCOLES 30 DE MARZO, 2022-EL JORNAL). En un mundo capitalista y materialista como el que vivimos, transmite a cada instante que lo que vale es ganar, sin importar el cómo y mucho menos si el adversario queda en el piso atropellado por acciones innobles.

Lo que pasa en una cancha muchas veces es fiel reflejo de cómo es una sociedad. Esta vez ha sucedido en el juego Senegal-Egipto.

El uso de punteros láser para confundir a los jugadores fue un acto innoble que la FIFA no debió permitir y por lo que ese partido debería anularse. Parece un detalle menor, pero no lo es lo que le sucedió a Mohamed Salah. A la hora de lanzar le apuntaron bien con esas luces verdes y el delantero del Liverpool erró el penal. No sabremos nunca con exactitud la influencia de esas luces, pero lo cierto del caso es que cualquiera se hubiera alterado.

No todo vale para ganar, por el contrario, la mayor satisfacción de un deportista es imponerse en buena lid, gracias al trabajo de muchas horas, a la concentración, al pulir sus capacidades y al tener los nervios de acero en los momentos cumbres, pero sacarse del bolsillo una patraña no debería contar.

El fútbol es lo que es, porque muchas veces se confunde con el arte. Ha habido en las gramillas del mundo auténticas obras esculpidas en tiempo real y eso ha distinguido siempre a este maravilloso deporte.

Una cosa es la picardía, que es ese conejo que el jugador se saca de la chistera en el momento más inesperado, incluso al borde de romper las reglas, y otra la alevosía de una luz que te da en la cara en un momento tan complicado como es lanzar un penal del que depende la clasificación.

Una lástima que los aficionados y la FIFA, porque su silencio lo avala, manchen una clasificación como la de Senegal, que tiene el fútbol suficiente para superar a los ‘faraones’, tan amantes del fútbol como pocos sospechan.

El deporte, elevado a la categoría sagrada por los griegos, debe servir para enaltecer el espíritu humano y no para envilecer y es un escándalo que Egipto tuviera que lidiar con tanta adversidad extracancha.

El partido, por tanto, debería invalidarse y disputarse de nuevo, pero ya sabemos que la FIFA  es un olmo que jamás dará, ni por error, una pera en los próximos mil años.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL

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