Inicio Realidad Global Crónica del d...

Crónica del día después

Análisis sobre las debilidades de un sistema como el actual, que solo piensa en dinero y no en personas, en lucro y no en solidaridad: una realidad que un virus hizo explotar por los cielos

Rafael A. Uglde Quirós / rafaelangeluq@yahoo.com

(SAN JOSÉ, COSTA RICA,12 DE ABRIL-2020-EL JORNAL). En el trópico  son las 14 horas, exactas. Una hora antes, el director de un conocido telenoticiero protesta airadamente porque los periodistas, en una tradicional conferencia de prensa, no se aferran a los datos oficialistas sobre el Covid 19. Quiere que todos pensemos y veamos el mundo, pocas horas después de anunciado un imaginario (y deseado) control de la epidemia,  como lo ve desde su set televisivo.

Mientras tanto, al otro lado del Atlántico,   en Madrid, la bella capital europea,  llena de alamedas construidas sobre el más horrible holocausto de la historia,  son  las  20  horas, según el Meridiano de Greenwich (GMT). Los muertos por el Covid- 19 se contaron por miles. La  París de tranquilos parques está aún desierta, porque, como en la era salvaje, sus habitantes no han empezado a salir de sus madrigueras. Ello no impidió que gobierno de Enmanuel Macron, hace tres horas,  protestara porque su homólogo de Estados Unidos se le llevó un millón de mascarillas, destinadas a sus maltrechos  hospitales públicos.

Acá, como allá, las calles se llenan de protestas entre quienes exigen un cambio de paradigma, vaciado por el Covid 19,  y los que  creen que el fin de su modelo mentiroso y fantasioso, aguanta unos añitos más

Un sistema que nos enseñó que la diferencia genética  de 00000.1%, es suficiente para que más de 70% de la población mundial viva en la pobreza y la precariedad.

Es el mismo modelo que nos “educó” para que no lo viéramos como el enemigo de la humanidad por antonomasia, sino que, quien  nos amenazaba era nuestro hermano, el compañero que supuestamente  nos quería quitar el trabajo y hace fila por la mitad de nuestro salario, la dama que nos podría meter  a la cárcel con solo un guiño de ojos.

Esos eran los “verdaderos” enemigos de la humanidad. Suyos y míos.  Jamás el paradigma montado sobre la expoliación de naciones  enteras a cambio de una vacía promesa de “desarrollo” y “felicidad” para todos.

El Covid 19, en cambio, nos ilustró que quienes se creyeron inmunes, los alcanzó a la misma velocidad que al negro, el descamisado, el homosexual, etc. No preguntó cuánto tenía en el Banco, cuánto recibió  el año pasado de intereses de los paraísos fiscales ni de cuánto fueron las ganancias provenientes del contrabando y el lobby.

Y cuando todos ellos se creían  seguros, porque se le garantizaba medicamentos por la “gran farma”, se llevan la triste noticia que el negocio de la vacuna aguanta hasta que la gente, incluidos ellos, los mate el pánico.

El Covid 19 enseñó que quienes privatizaron el agua y vieron la salud y la educación como un “gasto”, ahora no tienen garantizado un catre en ningún hospital de primer nivel. Nos deja la enseñanza de que el 80% del trabajo del ser humano es terciario, es decir, puede llevarse a cabo desde el seno familiar  economizando combustible y transporte, para que el planeta sane sus pulmones.

¿Pero qué es esto? Un insignificante bichillo, que necesita de todos nosotros, nos desbarató el mundo ideal transmitido por generaciones. Por añadidura nos dice que toda la teoría sobre sanidad pública era una mayúscula mentira, porque él la rebasó, poniéndonos de cabeza, pues según la Organización Mundial de la Salud la malaria es peor: infecta en el mundo a más de 228 millones de personas, muriendo un millón doscientas mil  seres humanos. Pocos hablan de ellos, ni hacen rogativas religiosas, porque son mineros artesanales, peones de bananeras, recolectores de caucho, etc.

La otra epidemia, de la cual nuestros sistemas sanitarios no nos hablan, porque a las farmaceutas y médicos les importa un bledo, es que cada año se suicidan en el mundo 800.000 personas, siendo la tercera  causa de defunciones en el orbe, sobre todo  en hogares pobres.

¿Y saben cuántas muertes anuales  produce  otra de las peores pandemias mundiales llamada alcoholismo? La OMS reseña más de 3.000.000 de defunciones, y que produce ,además, 200 males más asociados a a esta terrible enfermedad

Nos quedó un injusto modelo trastocado y con respiración artificial, por culpa de un virus; pero la humanidad seguirá redescubriéndose, pues solo la solidaridad  garantizará larga vida sí escuchamos  los gritos de un planeta maltratado por el un “capitalismo salvaje”, sin pies ni cabeza, como dijo  el Papa Juan Pablo II:

 

Periodista, abogado y notario por la U.C.R.

 

Artículo anteriorLuis Eduardo Aute: El niño que miraba el mar
Artículo siguienteOportunidad de cambio

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí