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Un Óscar para don Óscar

 

Rafael Ugalde Quirós*
Rafael Ugalde Quirós*

(SAN JOSÉ, 21  DE FEBRERO, 2014). Viendo la otra  noche el canal norteamericano de noticias CNN en español sobre  la situación interna en Venezuela,  todo parece indicar que  las cosas en ese país van mal  o, podrían estar muy bien, dependiendo de si el sillón que se ocupa  frente al escenario de la historia es de oro macizo o  simplemente madera.

La inseguridad ciudadana, los bajos salarios, el acaparamiento de productos de primera necesidad y la inflación –es  sintomatología exacta de lo sucedido al gobierno chileno de Salvador Allende en 1973-, resultaron todos y otros más viejos problemas  en disparadores  perfectos para los opositores  del proyecto político.

Por la amplia cobertura que CNN dio a los acontecimientos del 12 de febrero pudo apreciarse perfectamente  vehículos incendiados y edificios chambuqueados por las bombas Molotov lanzadas  por “pacíficos” manifestantes que gritaban ¡paz¡ ¡democracia¡ ¨¡libertad¡. Las imágenes son elocuentes: por allí lo que menos pasó fue paz y sí hubo sobrada  libertad  para los amantes del  humo y el fuego.

Las imágenes televisivas parecen  indicar  que Venezuela  salió premiadita con el más reciente “premio mayor” de la versión “tropicalizada”  del   “democrático” ensayo ideado por  Estados Unidos y la Comunidad Europea para Ucrania.

Así, para quienes ocupan  el sillón de reluciente oro en  este lado de la historia  el sueño es la Venezuela socialcristiana de Copei o socialdemócrata  de Acción Democrática, cuando todo estuvo mejor en los cultivados tugurios y miseria sobre   los pelados cerros de  Caracas. Esta visión de mundo convierte todo  sueño  en soberbia y no en humildad, hace ver la violencia como paz,  el fuego de las Molotov es  libertad.

Desde el otro sillón de madera, la historia es el sueño en cuanto que  el pasado pasó y que en el futuro,  construido con todos los yerros  propios de la fortaleza humana, no tiene por qué ser prostituta la hija del obrero.  Sí, son sueños con sobresaltos, pero, ¿cuándo el ser vivo deja   de soñar, aunque los mismos dioses fantasmagóricos vengan con  tazas repletas de insomnio y veneno?

En medio de esta realidad  complicada, como complicada es la gente que no es genio y aun sabiéndolo insiste en construir su historia,  el expresidente y galardonado premio Nobel de la Paz, Óscar Arias Sánchez, explica  hoy una  Venezuela viendo  paz entre los manifestantes que casi queman  Caracas y a un gobierno  que “reprime la crítica y la disidencia” (La Nación 14/2/2014).

 

Periodista, abogado y notario UCR.

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