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Un ejemplo extraordinario

(San José, 2 de julio 2012).  El triunfo de la selección española en la Eurocopa 2012 va más allá del fútbol, puesto que convoca a una serie de valores que en tiempos de crisis resultan todavía más relevantes.

El primero de ellos es la calidad humana de su entrenador Vicente del Bosque, marginado por Florentino Pérez del Real Madrid, al que había hecho campeón de Liga y de Europa.

En la Euro de 2012 volvió a demostrar sapiencia y serenidad para tomar las decisiones. La más difícil de ellas fue quizá la inclusión de Fernando Torres en el equipo, luego de que El niño viviera una de sus peores temporadas, solo rescatada al final, al ganar la Copa de Campeones con el Chalsea.

Como un viejo roble que no se inmuta con facilidad, Vicente del Bosque aguantó críticas y los miles de planteamientos técnicos que le hicieron periodistas y aficionados, pero él siguió fiel a su estilo y a sus jugadores.

Y Torres terminó por ser el balón de oro y un hombre clave en el esquema de La Roja, lo que demuestra que, como los grandes generales, los buenos entrenadores ganan las batallas antes de ir a la contienda.

Y Del Bosque también ha sido fiel a un estilo de juego que primero instauraron Johan Cruyff y Carlos Rexach en el Barcelona, y que guarda mucho de las propuestas de entrenadores como César Luis Menotti.

La máxima de que el fútbol lo juegan los que saben y no los más altos, o los que corren más, o los que tienen determinado “biotipo”, una palabra que se inventaron unos burócratas a falta de explicaciones para decir lo que querían, hizo de nuevo la diferencia en ese fútbol orquesta que es España.

Xavi, heredero directo de Iván de la Peña, hizo las delicias con sus pases al vacío y España regresa a casa con un galardón único, tras haber obtenido antes la Euro de 2008 con Luis Aragonés,  y el Mundial de 2010.

Detrás de las dos victorias más recientes, alumbra como un faro extraordinario, la humildad y el calibre de un hombre que  todos los días sale a la esquina de su barrio a comprar el periódico como un vecino más, aunque ya ha probado estar hecho de una madera especial.

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